Si vas a tirar un penalty con paradiña y a lo Panenka, al menos abstente de indicarle al portero rival que el balón irá flojito y por el centro. Cuando ya pensábamos en el comunicado de ETA exclusivamente en clave de gripe A -es decir, vacunados contra lo que nunca terminaba de aparecer-, el vídeo-texto ha llegado exactamente por donde todos esperaban y en los términos previstos.
Si en lugar de un comunicado, hubiera sido un atentado, en el lugar de
autos el comando se hubiera encontrado con doscientas dotaciones de la
Guardia Civil, tres promociones de la Ertzaintza y varias divisiones de
la Gendarmería. En su lugar, se topará con un amplio abanico de
formaciones políticas que han pactado ya hasta la marca de papel en el
que imprimirán sus reacciones.
A modo ilustrativo, baste decir que a los cinco minutos de conocerse la noticia las teles ya habían encontrado reacciones al mismo en las declaraciones que Ramón Jáuregui había realizado horas antes y que, por cierto, se ajustaban como un guante a la trepidante actualidad, siempre tan inspirada en sí misma.
Cada vez que se anuncia un nuevo comunicado de ETA, al diccionario euskera-castellano / castellano-euskera le entra la taquicardia, tal es el estrés al que habitualmente se le somete. A los términos “general, permanente y verificable”, el Gobierno responderá con un lectura “interesante, atenta y cautelosa”. Y así el humo seguirá envolviéndonos como en un concierto heavy en el que hace ya cinco canciones que no ves a los músicos.
ETA podría haber puesto el tablero del revés si hubiera anunciado algo más que lo que unos esperaban, otros se temían y todos sabían. En su lugar, ha encargado un producto a su división de ultracongelados que llega a las estanterías con síntomas de caducidad y un aspecto que inhibe el apetito.
A cuatro meses de las elecciones municipales, la exigencia de elegir entre “bombas y votos” seguirá vigente, pero únicamente a beneficio de inventario. Probablemente, la Izquierda Abertzale tenga que purgar mayo sin las unas, ni los otros. Sobre lo que vaya a pasar hasta enconces y, sobre todo, a partir de entonces, ni idea, oiga.