Rodríguez Zapatero ha anunciado que no se presentará a las próximas elecciones. Si nos quedara un ápice de cordura, el resto de España tampoco lo haría. Apenas unos minutos le han bastado al todavía presidente del Gobierno para pulverizar el tópico de que “siempre se van los mejores”. A cambio, nos deja otra inmortal enseñanza: “En cambio, siempre vuelven los peores”.

Aprovechar el Congreso Federal del PSOE para anunciar que se marcha era la última oportunidad que ZP tenía de ser despedido por aclamación. A partir de ahora y al margen de algunas actividades menores en el ámbito de las eléctricas, ingresará en el mundo de los prejubilados, un circuito en el que Rajoy le lleva varias vueltas de ventaja. 

Pasar de ZP a Rajoy se antoja una tarea impostergable porque el cambio será tan radical y traumático que costará tiempo asimilarlo, y eso sin entrar en programas políticos. Mientras que el líder socialista se ha caracterizado por desplegar una personalidad intervencionista -especialmente, en aquellos campos que menos dominaba, es decir, prácticamente todos-, Mariano se limita a tomar buena nota sobre cualquier tema, por complejo que sea, para a continuación, meditar con parsimonia qué es lo que no hará.

Tras el engorroso trámite de gestionar los resultados electorales que se presumen catastróficos en los comicios autonómicos y locales del 22-M, los socialistas pondrán rumbo a las primarias, de donde habrá de salir el candidato capaz, si no de ganar las generales, al menos sí de conseguir que Rajoy las pierda.

Será una tarea ardua porque el candidato del PP está dispuesto a luchar por su victoria con el mismo ahínco que por su derrota, es decir, desplegando una frenética inactividad, convencido como está de que el futuro se puede leer en los sondeos con tanta nitidez como en las entrañas de las aves.

Dicen que de cara a Semana Santa ya se las ha arreglado para programarse dos mítines en Canarias con diez días de diferencia, de forma que entre uno y otro no tenga que molestarse en regresar a la Península, en donde, al fin y al cabo, tan sólo iba a continuar descansando. Santiago y cierra España, pero por dentro, si no te importa.