Finalizada la interminable ronda de enfrentamientos entre Barça y Real Madrid, el partido del siglo vuelve a ser Bildu, que paradójicamente, es una coalición. Esta circunstancia no afecta a lo esencial: al igual que en el terreno futbolístico, aquí lo determinante también es el trío arbitral, aunque sean seis y para mayor comodidad lo llamemos Tribunal Constitucional.

Pocas horas antes de que el equipo de Mourinho cayera eliminado víctima de la ley de partidos (de fútbol), el cancerbero del Congreso deleitó a la grada sur con otra de sus perfectamente prescindibles ‘palomitas’ al impedir que los “testaferros de ETA” ofrecieran una rueda de prensa en el edificio en el que descansa -nunca mejor dicho- la soberanía nacional.

Para situarnos, Bono es ése morenazo que comparte la misma facultad que históricamente se atribuye a la Policía: nunca está cuando se le necesita, pero jamás se salta una cita a la que no haya sido convocado. Con más cabellera que su homónimo de U2 y a punto de alcanzar la frondosidad de José Luis Rodríguez ‘El Puma’, para el licántropo presidente del Congreso todas las noches parecen de luna llena.

Lástima que no reuniera la misma presencia de ánimo aquel 23-F en el que la Cámara Baja fue profanada por la Benemérita metralleta en mano, siendo precisamente el hijo del falangista “el diputado que más cerca estuvo de Tejero cuando comenzó a disparar”, un detalle que más que a la casualidad, cabe atribuir a la cortesía del teniente coronel bigotudo, conocedor sin duda de las ansías de protagonismo que devoran al único que también sabía que ZP no se presentaría a la reelección. En 1981, tocó hacer el Don Tancredo; ayer, defender la virtud del templo de la democracia, aún a riesgo de su propio tinte capilar.

En cuanto a Bildu, su destino reposa en el Tribunal que vela por el cumplimiento de la Constitución Española, quedando el de la ‘Europa de los mercaderes’ como última opción. Y aún debe considerarse afortunado. Como acaba de demostrar la democracia más perfecta del mundo, llegado el caso se puede impartir justicia prescindiendo de jueces y juicios. Y es que los tiempos retroceden que es una barbaridad.