Aunque los besugos han desaparecido hace años de nuestras costas, los diálogos propios de esta especie continúan en reproduciéndose entre nosotros. El ‘culebrón’ entre las instituciones y la familia Chillida en torno al futuro del museo de Zabalaga lleva camino de convertirse en un monumento de arte abstracto, enmarcado dentro del gótico tardío.
Sobre la premisa de que era necesario alcanzar un acuerdo y de que éste no se podía producir en ningún caso, las dos partes llevan años hablando sobre el tema. Al final, las negociaciones se han roto y los intentos de retomarlas han alumbrado nuevas discrepancias. A partir de ahora, en Chillida-Leku, las únicas que dialogarán entre sí serán las esculturas.
Si las relaciones de las instituciones con Oteiza eran difíciles, al menos tenían la ventaja de que el artista de Orio era sólo uno, por muy polifacético que resultara. Ahora en cambio, Chillida son ocho. Para colmo, han conseguido la proeza de enfrentarse a los políticos y salir de la batalla convertidos en los villanos de la historia, al menos, en opinión de esa inmensa mayoría de ciudadanos que jamás visitó el museo.
En cuando a los políticos, la semana pasada todos los grupos parlamentarios instaron a la consejera a retomar las conversaciones con la familia. De lo preocupados que están nuestros representantes políticos por el cierre del museo de Hernani, da cuenta el hecho de que varios de ellos se refirieran a los herederos del escultor como “la familia Chillida-Leku”, tal que si Eduardo Chillida hubiera compartido toda su vida con Pilar Leku, dicho sea en el plano de las anécdotas trágico-jocosas.
La familia alega que Gobierno Vasco y Diputación no garantizaban la unidad de la colección, mientras que las instituciones reconocen que había desacuerdo, pero no sobre ese tema, sino sobre el derecho a veto que la familia reclama para sí. He aquí materia para la reflexión para todos aquéllos que tras admirar detenidamente ‘Lo profundo es el aire’, concluían con un tajante: “Pues la verdad es que no la entiendo”.
Sólo una vez familia e instituciones estuvieron de acuerdo en todo y coincidió con el único encuentro personal y cara a cara que mantuvieron. El resto del tiempo la negociación ha estado en manos de acreditados mediadores profesionales. Debieron de hacer muy bien su trabajo porque hoy es el día en el que cada una de las partes está convencida de que la otra se equivocó al elegir a su representante.
En cualquier caso y visto lo visto, los hijos del escultor ya han manifestado su intención de seguir los consejos de su progenitor y “buscar caminos que no hayan sido transitados antes”. En rigor, esta decisión excluye el que lleva a Sotheby’s. Queda la posibilidad de una venta directa del lote completo. Lo mejor de todo esto es que el tiempo acabará contándonoslo todo detalladamente porque además se le nota que ya está deseando hacerlo.