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Alberto Moyano

El jukebox

De primero, alevosía y de segundo, nocturnidad: una receta

Ingredientes:
Tres o cuatro hombres con entrenamiento militar y experiencia en la alta cocina.
Un 4 x 4 con los cristales tintados y las matrículas dobladas o incluso triplicadas.
Cuatro pares de guantes de látex de doble capa.
Cuatro capuchas.
Un pack de estrellas Michelin.
Seis bolsas para llevar los tupperwares con el botín.
Una guía gastronómica de la ciudad.

Preparación:
En cualquier receta, el producto es fundamental. A fin de seleccionar el mejor y no acabar atracando una tasca infecta que nos estropee el golpe, nos haremos -a poder ser, mediante hurto en algún establecimiento próximo- con una guía gastronómica que nos permita seleccionar los establecimientos más prestigiosos y, por lo tanto, apropiados para nuestros fines.

A continuación, procederemos a acceder al interior de ellos. Aunque existe una variante basada en introducirse de día en el local disfrazados de surtido de ibéricos y esperar a que el restaurante cierre para asestar el golpe, seguiremos la receta tradicional, consistente en la desactivación de todas las alarmas.

Para ello, calentaremos los dispositivos de seguridad durante media hora a 450 grados, hasta reducirlos a una pasta gomosa e inservible. Reservaremos a un lado las cámaras de seguridad para grabarnos durante nuestras vacaciones en Las Bahamas.

Una vez dentro y para ir haciendo boca, procederemos a abrir la caja registradora ayudándonos de la punta de una de las estrellas Michelin, que previamente habremos caramelizado para facilitar la maniobra.

A continuación, reventaremos la puerta de la bodega de vinos. Es conveniente acertar en la elección, por lo que desde aquí se recomienda la utilización de una buena carga de arroz-bomba. Franqueado el acceso al santuario espirituoso, vaciaremos las existencias, introduciéndolas en el maletero de nuestro vehículo durante no más de 45 minutos.

Y como último paso, nos haremos con el contenido de la caja fuerte. Para su apertura, poner a hervir en una olla a presión de gran tamaño dos puerros, tres zanahorias, medio kilo de cerebro de carabineros, jugo de ostras, medio litro de aguamarina, caldo de paella y media docena de latas de algún  refresco de cola de nuestra confianza. Dejar que hierva a fuego lento y cuando empieza a burbujear, introducir la caja de caudales, tapar la olla y subir el fuego al máximo.

Esperar durante dos horas, dando cuenta de unos huevos fritos con chorizo y unas birras. Transcurrido este tiempo, destapar la olla, retirar del fuego y dejar que enfríe para que se espese la salsa.

Por último, extraer la caja fuerte, introducir la combinación, sacar el botín y directamente a emplatar: los billetes de 500 con los billetes de 500, los de cien con los de cien y así sucesivamente hasta conseguir un efecto cromático que realce nuestra presentación. Finalmente, meterlo todo en bolsas, llevarlas al coche, emprender la huida y a disfrutar de unas merecidas vacaciones. Recordad que por encima del placer que comporta perpetrar un delito, lo importante es disfrutar de la experiencia estética que conlleva su comisión.

Nota: en la cocina es muy importante la limpieza. Por eso, basta con dejar fregados todos los utensilios utilizados, pasar el trapo por cuanto objetos hayaís entrado en contacto y aseguraros de destruir cualquier resto de ADN, quemando los guantes y las capuchas en el horno, a 220 grados durante quince minutos.


agosto 2011
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