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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

La comida y tú

 

Todos reflejamos en nuestra manera de alimentarnos nuestra actitud ante la vida. Tanto si comemos compulsivamente como si “pasamos” de lo que comemos, la manera de comer también refleja cómo nos sentimos.

¿Llegas a casa del trabajo y te atiborras de comida? ¿Sientes que ya no tienes hambre pero no puedes parar de comer? Hay algo en tu vida que vives con ansiedad, seas consciente de ello o no, porque también comes con ansiedad.

Puede que quieras conseguir algo (reconocimiento, cariño, amigos…) y estás más pendiente de agradar a los demás que a ti mismo. Quizás quieres que todo el mundo se lleve bien contigo y eres demasiado severo contigo mismo. Deja de juzgarte y valora más lo bueno que haces y lo que tú necesitas.

¿Te alimentas lo justo y, muchas veces, comes de cualquier manera por no prepararte la comida? Tu poco cuidado en la alimentación es un reflejo de tu poca atención hacia ti mismo, en la que te abandonas sin darte cuenta.

Dedica un tiempo a cuidar el espacio en el que vives, manteniéndolo limpio y ordenado, sin obsesionarte, y prepara con tiempo tu comida. Tira lo que se empieza a estropear y no acumules lo que no vas a usar. Intenta cultivar las relaciones personales y pon un ritmo constante para tu día a día: te ayudará a no acabar dejando las cosas “de la mano de dios”.

¿Comes rápido, de manera mecánica, sin saborear la comida para no acordarte siquiera de lo que has comido? Vives demasiado deprisa cuando seguro que podrías, aunque sea al final del día, tomarte un tiempo para parar.

Prueba a hacer las cosas más despacio, con un ritmo en el que puedas ser más consciente de lo que haces y cómo lo haces. Deja de ir corriendo a todas partes como si te fuera la vida en ello, como si tuvieras que perseguir algo que nunca consigues alcanzar. Céntrate en una cosa cada vez sin pretender abarcarlo todo cuando lo único que consigues es estar más disperso.

¿Te empachas de determinados alimentos dulces (bollería, chocolate…) o de aquellos que te hinchan la tripa (fritos, salsas…) y te hacen engordar innecesariamente? Observa si vas buscando en tus relaciones con personas cercanas (padres, pareja…) un cariño que ellos no te pueden dar.

Date cuenta de lo que no se da en tu vida de manera natural, sin tú esforzarte continuamente en conseguirlo. Puede que no esté presente ese amor en la convivencia que tú desearías o no te acaban de satisfacer tus amistades. Implícate en lo que realmente te sientas correspondida dejando de dar sin esperar nada a cambio.

La comida es importante en nuestra vida. Cuídala y te cuidarás a ti.

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

 belencasado@terra.es

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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