-Paciente (P): Buenos días, Belén. Después de la última sesión que estuve contigo me he dado cuenta de varias cosas. Cuando visito a mi padre, me encuentro algo más tranquilo con él aunque me sigue dando pena ver cómo se va deteriorando, pero creo que es un sentimiento natural que no puedo evitar.
Por otro lado, pienso menos en mi propia muerte que antes y más en un sentimiento de soledad que siento. Tengo amigos con los que quedo y me siento a gusto pero cuando vuelvo a mi casa no puedo evitar sentirme triste y abandonado, no sé por qué tengo que sentirme así porque no tengo motivos.
-T: Te sientes triste y abandonado cuando te quedas solo. Parece como si la compañía de tus amigos sólo sirviera para tapar, momentáneamente, un sentimiento de soledad que sigue estando presente.
-P: (Se queda un rato en silencio…) Es verdad lo que dices. Yo creo que siempre he tenido ese sentimiento y que, quizás, al cuidar de mi padre mayor se me ha agrandado esa tristeza o yo he sido más consciente de ella.
-T: Descríbeme un poco más cómo te sientes cuando aparece la tristeza.
-P: (Permanece unos segundos en silencio…) No sé muy bien cómo explicarme. Cuando estoy solo es como si no supiera qué hacer conmigo mismo, me cojo un libro porque me gusta mucho leer pero leo inquieto y preferiría mil veces quedar con alguien que quedarme solo en casa. Aunque me doy cuenta de que no puedo depender siempre de tener planes con los demás para estar bien conmigo mismo, por eso estoy aquí en terapia.
-T: Es muy positivo que te des cuenta de lo que acabas de decir. Tu bienestar no es real si lo haces depender de algo o alguien exterior. (Deja pasar unos segundos en silencio…) De manera que sientes una inquietud interior que no te deja estar relajado con lo que estés haciendo, como leer un libro.
-P: Eso es. Además siento una tristeza muy profunda, como si estuviera solo en el mundo, sin poder contar con nadie y dejado de la mano de Dios… abandonado, eso es.
-T: ¿Cómo te sientes mientras hablas de todo esto?
-P: Algo mejor, porque hasta ahora no había hablado de esa manera.
-T: Párate algunos segundos en silencio y dime si en tu infancia esos sentimiento de abandono y tristeza estuvieron presentes.
-P: (Abre los ojos sorprendido…) ¡Muy presentes, ahora me doy cuenta! En mi infancia, hubo muchos momentos en los que me sentí así porque mi madre estaba enferma y no se podía ocupar de mí. ¡Ahora me doy cuenta de dónde me vienen la tristeza y el abandono! Belén ¿Qué hago ahora con ellos?
-T: Dejarlos sentir con tranquilidad sin pretender que se vayan. Esos sentimientos llevan mucho tiempo en tu interior sin que identificaras de dónde venían, así que necesitas darte cuenta de cuándo te sentías así, reconocer lo que forma parte de tu historia, para que los sentimientos se reposen y se suavicen. Nos vemos la semana que viene y me cuentas cómo te sientes.
-P: Me parece bien. Ha sido muy importante para mí esta sesión, Belén, me ha servido mucho. Gracias y hasta la semana que viene.
-T: Me alegro mucho que así sea. Hasta pronto.
*Este Consultorio es una recreación ficticia que no responde a ningún paciente concreto.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce