Lo peor de tener miedo es no ser consciente de que lo sientes, que cuando los demás te lo hagan ver, tú digas, no, no tengo miedo, estoy muy bien.
A mí no me pasa nada
Son los demás los que tienen una mirada retorcida
Esa persona con la que convives, te produce miedo. Pero llevas tanto tiempo sintiéndolo que te has acostumbrado a vivir con miedo.
Como si fuera lo normal
Y ya ni siquiera lo identificas ni le das esa palabra: Miedo
Quizás experimentaste en tu infancia situaciones en las que sentías miedo y nadie acudió en tu ayuda.
Nadie te sacó de allí
Nadie te creyó de verdad
Y como lo único que podías hacer era aguantar, aprendiste a hacer eso mismo. Te dan migajas de cariño para todo lo que tú aguantas. Perdonas, no llevas cuentas del mal y estás siempre dispuesta a dar amor.
Pero no por ser buena, te tratan mejor.
Tienes miedo a cuando el otro abre la puerta con su llave, a ver de qué humor vendrá hoy. Tienes miedo a proponerle un plan que no le guste. Tienes miedo a que, una vez más, te obligue a quedar con su madre el fin de semana. Tienes miedo a que trate con desprecio a esa hija que se enfrenta a él.
¿Te hace falta algo más?
Te cuesta identificar el miedo porque él te encandila con sus palabras. Te dice que cuando decide algo ya piensa en ti, que eres la mujer de su vida y que eres una persona egoísta cuando te quejas.
Es un manipulador nato
Sabe darte migajas para hacerte dudar de ti misma
Pero confía en ti, en que ves bien, en que sientes bien. Y que aguantar no es lo mejor que puedes hacer, ni siquiera hablar con él, ni siquiera intentar arreglarlo.
Sino actuar, marcharte.
Vivir, por fin, libre de miedo
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com
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