-Paciente (P): Hola Belén. Tenía ganas de venir para contarte cómo me va. Ahora me están cambiando las cosas en clase porque he empezado a responder cuando se meten conmigo. Para que veas, te voy a contar lo que me pasó el otro día. Estaba en el recreo y uno de los de siempre empezó a meterse conmigo: “sudaca de mierda, vete a tu país”, y luego no se le ocurre otra cosa que insultarle a mi padre porque sí. Así que me calenté y le dije: “como vuelvas a insultar a mi padre te doy una h…” Volvió a decirlo… y le di una torta en toda la cara. Me quedé sorprendido hasta yo mismo de cómo reaccioné porque no suelo responder así, pero me quedé más a gusto…El otro se quedó asustado, se dio media vuelta y se largó.
-Terapeuta (T): ¿Qué diferencia notas ahora de como reaccionabas antes?
-P: Sobre todo, que me siento mucho mejor conmigo mismo. Antes aguantaba esperando que dejaran de meterse conmigo, pero las cosas no cambiaban. Ahora, me enfado y no me callo; hasta me ha dado por insultar a mí también, cuando no estaba acostumbrado a hacerlo, pero es que ya no podía más. Yo pensaba que no iba a saber qué decirles, que no se me iba a ocurrir nada, pero qué va, como me da tanta rabia como me tratan, saco toda esa rabia hacia fuera y me salen palabras que van a dar donde duele. No sabía que podía defenderme tan bien. Y ahora, se lo piensan más para meterse conmigo.
-T: Por lo que me cuentas, estás sorprendido de tu capacidad de respuesta, que no la conocías de ti. Ha sido cuando te has dejado sentir la rabia cuando has podido expresarla aunque sea teniendo que insultar; desgraciadamente, ese es el único lenguaje que entienden los que se meten contigo.
-P: Es que es así. O me enfrento a los imbéciles de clase sin tener el miedo en el cuerpo, o me quedo como un perro con el rabo entre las piernas. Callándome y aguantándome, no iba a ninguna parte, y yo me sentía cada vez peor. Ahora me valoro más a mí mismo porque sé que si yo también les insulto es porque no permito que me traten mal. Es la única manera con esa gente.
-T: ¿Cómo son ahora tus relaciones con los compañeros en general?
-P: Pues incluso ha habido alguno que se me ha acercado para decirme que se alegra de cómo estoy reaccionando, que a él también le gustaría hacer como hago yo. Yo le digo que, al principio, no las tenía todas conmigo y sentía miedo, pero que a base de seguir actuando es como he ido cogiendo más confianza en lo que estaba haciendo y me sentía cada vez mejor. Estoy más contento y me alegro de haber hecho caso a lo que me dijiste, Belén.
-T: Yo también me alegro de que te sientas mejor. Creo que vas por buen camino. Ya me irás contando cómo te va. Hasta la próxima.
*Este consultorio es una recreación ficticia que no responde a ningún paciente concreto.
La 1ª parte la podéis encontrar en el siguiente enlace:
Caminamos…Belén Casado Mendiluce