Cuando hables de lo que sientes, no esperes que el otro se compadezca y sienta pena de ti. Eso no te hace sentirte más en cuenta ni da más valor a lo que sientes.
Tus sentimientos son importantes porque te pertenecen, porque son tuyos, no porque el otro los valida.
Los validas tú
El que te escucha puede empatizar contigo y darte su opinión, pero tú no puedes esperar que el otro sostenga tu propia vida entre sus manos.
Tu vida es personal e intransferible
Porque cuando das pena, inconscientemente, esperas que el otro tome decisiones por ti o te diga qué debes hacer. Delegas la responsabilidad de tu vida en la otra persona.
Una cosa es que te ayuden y otra es que te anules.
Cuando te anulas, es como si, implícitamente, mandaras el mensaje al otro: “No puedo con mi vida, soy incapaz de seguir adelante y te necesito para que seas tú quien tome las riendas”.
Cuando das pena, en realidad, te anulas.
Puedes necesitar parar, tomarte un respiro, apartar tareas que te agotan, tomar distancia para poder ver tu realidad con más perspectiva.
Tomarte un espacio para estar contigo mismo.
Descansar del agobio que sientes
Tú necesitas volverte a encontrar en el camino porque te sientes perdido pero eso no significa que no existan recursos dentro de ti para salir adelante.
Sólo que ahora no los ves
Cuando te tranquilices, vuelve a confiar en lo que sientes y, escuchándolo, sabrás lo que necesitas.
Tomar tu vida en tus manos
Sin pena ni culpa
Caminamos…Belén Casado Mendiluce