Hace unas semanas, Martín R. Ojeda (*) nos hablaba sobre el tema de la agresividad en el perro. En ese post él mismo nos adelantaba que era un tema que para desarrollarlo bien iba a necesitar varios post, así que hoy tocamos otro aspecto del mismo.
“Sacaba hace un tiempo, basado en un episodio personal, el tema de la agresividad. Dejaba clara allí mi postura respecto a que no es atribuible como característica racial simplemente, e indicaba que su aparición puede deberse a distintas circunstancias que harán que su tratamiento sea diferente.
Vamos a verlas por separado.
1- La primera cuestión a tener en cuenta, y por lo tanto la primera cuya existencia hay que verificar, es la causa orgánica. Es muy habitual en los casos de agresividad meterse de lleno en el análisis del entorno del animal y de su historia sin percatarse de que el origen de la conducta puede deberse a algún tipo de patología que esté pasando en ese momento: una enfermedad que esté incubando o ya padeciendo, una herida de la cual no nos hayamos enterado, etc. Hipotiroidismo, epilepsia, dolores diversos pueden ser situaciones en las que el dueño desconcertado observa cómo su perro que no tenía reacción alguna o incluso se mostraba a gusto en determinados casos, de repente se pone agresivo ya sea para con otros perros, otra gente o contra sí mismo.
Es importante que ante la aparición de cualquier signo de ese tipo nos dirijamos al veterinario para que haga un reconocimiento y vea así si nuestro amigo está enfermo o tiene algún problema físico.
2- Descartada la posibilidad de una enfermedad, es momento ahora de pensar en “qué está pasando por la cabeza” de nuestro perro para que se manifieste de esa forma.
Hay distintas clasificaciones relativas a la agresividad, pero voy a quedarme con la que creo es más clara a nuestros fines.
a) Agresividad por dominancia competitiva.
Cuando hablamos en otro artículo del tema del llamado “macho alfa”, dijimos que la relación de dominancia es una relación de tipo relativo que se establece entre dos individuos. Esto es que si A es dominante respecto de B, y B lo es respecto de C, no necesariamente A será dominante respecto de C. Esta relación no se da sólo entre los perros, sino que también nos implica a nosotros, los seres humanos, y es su carácter relativo lo que explica que dentro de un mismo grupo familiar pueda haber humanos “dominantes” frente al perro y otros que sean “subordinados”.
Sin embargo, la mera relación dominante-subordinado que se gesta desde la relación entre cachorros y cachorro-madre, no es exclusivamente la que determinará la aparición de conductas agresivas, sino que hace falta un elemento clave: el aprendizaje.
¿Qué pasa, por ejemplo, si nuestro perro roba un hueso de la basura y cuando vamos a quitárselo nos muestra los dientes y retrocedemos? ¿Qué sucede si se tira a “marcar” a alguien y para calmarlo le damos un par de palmadas en el lomo? Muy simple: aprende que esa reacción que ha tenido es exitosa y por tanto es adecuada para obtener lo que quiere. Como ya sabemos, nuestro perro es una máquina constante de aprender cosas, y si mostrando los dientes se ha quedado con su hueso, no dudará en hacerlo de nuevo. Y lo que es peor, si entonces decidimos no ceder, puede que considere ir un paso más allá en su demostración…
Pero, entonces, ¿hay solución? Lo mejor es prevenir a través de nuestras actitudes: manteniendo nuestro status y premiando las ocasiones de tranquilidad y sumisión. Pero una vez aparecida ya la conducta, más que en ningún otro caso, es vital la implicación del dueño. No sólo a nivel de trabajo, sino que muy probablemente será necesario cambiar de un papel subordinado a uno dominante, y eso no es simple de hacer ni es simple que lo acepte nuestro perrillo “mandón”. La interacción entre el dueño, el profesional en modificación de conductas y el veterinario es de suma importancia para llevar a buen término este tratamiento.
Más adelante seguiremos con los otros tipos de agresividad, de cara a comprender sus diferencias tanto en origen como en tratamiento.”
(*) Martín R. Ojeda es etólogo y adiestrador de Servicios Caninos Integrales
(**) Si quieres que Martín te ayude con tu perro, recuerda rellenar este cuestionario y enviarlo a unomasenlafamiliablog@gmail.com.