Tu perro entiende todo lo que le dices (y lo que no: señales, gestos…), ¿le entiendes tú a él? Nuestro etólogo canino, Martín R. Ojeda (*) empieza esta semana una serie de artículos en los que intentará que aprendamos “idioma perruno” y mejorar así la comunicación con nuestro perrete.
“En la gran mayoría de las consultas que he tratado a través del blog, he señalado lo fundamental que es determinar el origen del presunto problema para poder tomar la solución o tratamiento correcto. Y a su vez, como medio indispensable para lograr esa determinación, la observación del perro y su interacción con el ambiente y sus dueños.
Ahora bien, ¿qué es aquello a lo que vamos a dirigir nuestra atención? Está claro que el animal desarrolla determinadas conductas pero ¿cómo lo hace? O mejor dicho, ¿qué nos está diciendo mientras las hace?
Comencemos, como suele ser mejor, por el principio.
En primer lugar señalemos que, como evidentemente sabemos, la comunicación requiere de dos partes que, a su vez, pueden estar formadas por una o más. Estas partes son un emisor, que es aquél de quien parte el “mensaje”, y un receptor que será aquél que lo reciba.
Hasta aquí bien y simple, ¿verdad? Sin embargo, hay una condición que tiene que estar presente para que se dé esa comunicación: la señal tiene que ser capaz de modificar la conducta en la forma deseada por el emisor. Un ejemplo simplón: si pinto el banco de la plaza y le pongo un cartel que dice “No tocar. Pintura fresca”, lograré que nadie (en su sano juicio, claro) se siente en él. Luego, hay comunicación porque mi mensaje sale de mí, llega al receptor que lo comprende y modifica su conducta acordemente a lo que yo quería. Pero ¿qué pasa si el cartel lo escribo en japonés? Pues que sólo habrá comunicación con quien entienda dicho idioma.
Aclaradas las bases, vamos ahora a lo que nos interesa: nuestro perrete es completamente capaz de leer las señales que emitimos incluso cuando no nos damos cuenta. Nuestros gestos, las inflexiones de nuestra voz, los movimientos y rutinas a la hora de salir forman parte de un código que entiende a la perfección. ¿No le parece, entonces, que lo mínimo que podemos hacer nosotros es aprender el suyo? Él se pasa la vida enviándonos mensajes, así que a ponerse en marcha que oportunidades de practicar no nos faltarán.
Primeramente, indicaremos que las señales de comunicación en los perros están diseñadas básicamente para tres grupos de conducta:
– Gregarismo
– Cortejo
– Lucha (que pueden ser a su vez de fuerza o de intención).
Y que, según modifique la conducta de receptor, actuará como:
– Respuesta inmediata del receptor: el hombre que quiere tocar al perro, éste le muestra los dientes y el hombre retira su mano;
– Respuesta sutil: un macho marca su territorio y otro perro se desvía del mismo;
– Respuesta retrasada en el tiempo: el sincronismo en el ciclo de celo de las perras.
Este lenguaje canino, con su parafernalia de señales de distinta índole, se encuentra condicionado y definido por la existencia de la neotenia, que podemos definir como el mantenimiento en el adulto doméstico de caracteres juveniles del individuo salvaje. Así, el perro abandona el aullido como forma habitual de comunicación y adopta el ladrido, que es típico de los cachorros de lobo.”
(*) Martín R. Ojeda es etólogo y adiestrador de Servicios Caninos Integrales
(**) Si quieres que Martín te ayude con tu perro, recuerda rellenar este cuestionario y enviarlo a unomasenlafamiliablog@gmail.com.