Se metieron mucho con su segundo elepé y uno entendí el porqué: The Magic Numbers asombraron con su debut unánimemente aclamado, pero su continuación, “Those The Brokes”, yo creo que era incluso mejor. Pero se aplicó, así en general, el síndrome no diagnosticado de el-segundo-disco-del-grupo-prometedor-siempre-tiene-que-ser-decepcionante-con-respecto-al-primero. Bien es verdad que tenía algunos temas lentorros, cuasi bucólicos, que a algunos debieron poner nerviosos.
De cualquier modo, The Magic Numbers es uno de los grupos británicos más interesantes de los últimos años. O eso nos parece. Y no sólo por lo anecdótico: son dos parejas de hermanos de chico y chica; son tremendamentes barbudos (ellos) y melenudos y entrados en kilos (todos); y cualquiera diría que se quedaron colgados en Woodstock o en la primera edición de Glastonbury y todavía no han encontrado el autobús de vuelta. Sus armonías vocales, sus canciones pop pero con mucho recoveco, su melancolía bien entendida con arranques guitarreros controlados, sus estupendas canciones, en fin, los hacen distinguidos y elegantes.
El esperadísimo (adjetivo superlativo que siempre viene bien aunque no sepamos de cuántos anhelantes estamos hablando) tercer elepé de The Magic Numbers, “The Runaway”, no se publica hasta el 26 de julio, tres años y medio después del anterior. Pero su nuevo single, “The Pulse”, ya es un hecho (físico o virtual) y nos parece una preciosa canción. Y hay que destacar los arreglos de cuerda, realizados por el legendario Robert Kirby que engalanó los dos primeros discos de Nick Drake, entre muchos otros, y murió poco después de terminar su segunda colaboración con The Magic Numbers.
Aquí está “The Pulse” para juzgarla, aunque el vídeo me genera más dudas: majestuosa realización, sí, pero esa admiración colectiva por tonterías como pasar de un edificio a otro haciendo equilibrios sobre un cable no la entiendo. Centrémonos en la música, pues.