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Edgar Indurria Jiménez

Nutrición y cocina saludable

Leche sí o leche no

El 1 de Junio de 2015 se celebró el día mundial de la leche. Aprovecho esta fecha para meterme en un un tema complicado donde abundan tanto detractores como defensores de un alimento lleno de controversia a día de hoy.

La leche lleva acompañándonos alrededor de 11.000 años, cuando se produjo el paso de poblaciones nómadas a sedentarias y se introdujo la ganadería y con ella la producción de este alimento. A día de hoy es uno de los alimentos más consumidos en occidente lo que ha hecho que el sistema de producción tenga que buscar a toda costa aumentar e intensificar la producción para abastecer a toda esa población sedienta de leche.

Y es aquí donde está el problema. Al exigir a las vacas que produzcan leche como si fueran máquinas artificiales empiezan a surgir los inconvenientes. En lugar de alimentarse de hierba (recuerda que en el colegio no enseñaron que las vacas son herbívoras y rumiantes), se preparan piensos a base de cereales y legumbres con el fin de aumentar la producción. Al ser rumiantes tienen un cuerpo preparado para digerir y sacar el máximo partido a una alimentación a base de forraje. Nutricionalmente hablando esto afecta directamente a la proporción de ácidos grasos; en una vaca que pasta libremente la relación omega3-omega6 es 1:1 en cambio en las que son alimentadas con pienso el omega3 prácticamente desaparece.

Otro problema de la producción intensiva son las enfermedades. Las vacas que viven hacinadas y en constante contacto con sus excrementos son muy vulnerables a contraer enfermedades como la mastitis, neumonía o infección en las patas. Esto hace que deban ser tratadas con antibióticos a menudo, incluso de manera preventiva. Aunque a día de hoy existen muchos controles con los que se asegura que no llegan restos del antibiótico a nuestros vasos de leche la cuestión, desde mi punto de vista es otra. ¿Porqué les hacemos eso a las vacas? Pero bueno tal y como estamos a día de hoy el maltrato animal parece una niñería…

Ahora vamos a hablar de las hormonas. Los niveles de hormonas de una vaca varían en función de si están o no embarazadas. Durante la gestación llegan a tener 33 veces mas sulfato de esterona y 10 veces mas progesterona. El ordeño de las vacas cesa alrededor de dos meses antes del parto para la producción del calostro. Estas hormonas llegan a la leche y pueden tener efectos muy negativos ya que niveles altos de estrógenos se asocian con una mayor incidencia de cáncer de próstata, testículos y mama. Por otro lado, en cuanto a si se les administran o no hormonas artificiales para aumentar la producción y si los restos de ellas llegan a los vasos de leche, no he encontrado estudios que me lo confirmen y no me voy a pronunciar.

Si hablamos del aporte de proteínas, la leche de vaca tiene mucha más caseína que otras leches, esta proteína no se descompone lo suficiente en el estómago y al pasar al intestino puede producir problemas de inflamación, sensibilización o malabsorción.

También hay un hueco para la ecología por supuesto. Para producir una cantidad de leche tal, que cubra toda la demanda, son necesarios campos de cultivo intensivos de cereal y legumbre, transgénicos en muchas ocasiones, donde pesticidas, fertilizantes químicos y herbicidas corren a raudales.

Si se quiere leche a diario esto es lo que se obtiene. Pero se puede cambiar la manera de producir si cambiamos nuestra manera de consumir. No necesitamos la leche para tener los huesos fuertes, de hecho, Estados Unidos, uno de los mayores consumidores de leche del mundo es también uno de los mayores en incidencia de osteoporosis,.. algo no cuadra. Ten por seguro que las recomendaciones actuales de tres o cuatro lácteos al día no van a contribuir a que tus huesos sean más saludables (que por cierto, el calcio es la casi la única razón de las recomendaciones y existen muchos alimentos que aportan calcio y que se absorbe mejor).

Para terminar, en cuanto al título, leche sí o leche no. La respuesta, desde mi punto de vista, tiene un gran DEPENDE. Depende de varios factores como has podido ver, si se respetan los meses de gestación para evitar exceso de hormonas, de la alimentación de la vaca, de si nos parece bien que sea una manera de producir un alimento tan agresiva para los animales, el medio ambiente y nosotros, de si te sienta bien o no (intolerancias, sensibilidad, patologías), en fin la manera actual en la que en muchos lugares se obtiene la leche de vaca (por que hay alguno que se cuidan de hacerlo de una manera sostenible y es de agradecer) da como resultado un producto a veces muy poco saludable que en ocasiones tiene restos de antibiótico y  fluidos derivados de las infecciones. Tal y como estamos a día de hoy, mi decisión alrededor del consumo de leche y productos lácteos ha sido la de evitarlos, no me sientan bien, aunque me gustan mucho, pero ha sido mejor en mi caso el beneficio de no tomarlos. Además me niego a sostener una manera de producción tan agresiva y corta de miras.

La semana que viene veremos las alternativas a la leche industrializada, diferentes fuentes de calcio y como conseguir un consumo cada día más responsable y sostenible.

Un saludo!

 

 

 

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Un espacio donde aprenderás las claves de la alimentación sana y cómo ponerla en práctica, con recetas que unen salud y sabor

Sobre el autor

Desde que tengo memoria como. Y no he dejado de hacerlo hasta hoy. Cuando estudié nutrición en la Universidad Autónoma de Madrid empecé a entender que había maneras de alimentarse que contribuían a mi salud. Me di cuenta de lo importante que es hacer llegar a la gente algo tan fundamental como aprender a elegir los alimentos y a esto es a lo que me dedico a día de hoy.


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