Seguro que más de una vez te has preguntado esto mientras mirabas con cara de pena la nevera, sin saber qué hacer. Es algo que suele ocurrir en muchos hogares y se debe a la falta de una programación de las comidas. No quiere decir que de la noche a la mañana tengas que pasar a llevar una alimentación estricta y cerrada, pero sí que el hecho de organizarte la semana te va a ayudar a llevar una dieta equilibrada de una manera más sencilla, más de lo que piensas.
Tener una rutina alrededor de las comidas semanales es una herramienta muy útil por varias razones:
Ahorras tiempo: Al tener un menú semanal puedes organizar las recetas para combinar guarniciones de verduras y usarlas de diferentes maneras por ejemplo, o dejar las legumbres preparadas por la noche. También ahorrarás tiempo al hacer la compra, ya que sabrás lo que necesitas y te evitarás esos paseos con dudas existenciales acerca de si te llevas la coliflor o no.
Ahorras dinero: No vas a tirar esas acelgas que se pusieron malas nunca más. Evitarás despilfarrar comprando más de la cuenta y también al tener una lista de la compra hecha evitarás tentaciones que pueden llevarte a adquirir cosas que no necesitas.
Ganas salud: Porque al preparar un menú semanal siempre vas a cuidar de que sea lo más sano posible. Evitarás los platos precocinados, abusar de bocadillos y cereales para la cena, o de la llamada a la telecomida de turno. Por otro lado te meterás en los fogones y ése es el primer paso. Mientras cocines en casa ya estás ganando en salud. Ahora te falta invertir energía en planificar correctamente el menú.
Yo hoy te voy a proponer un ejemplo de como podría ser un menú semanal. Como siempre las generalidades sirven de poco, pero con esta estructura darás un pequeño paso hacia la comida equilibrada. Las recetas y las preparaciones se las dejo a tu imaginación.
Verduras: A diario, como plato principal, primero o guarnición pero vete acostumbrando a ellas, son la clave de la salud y además están llenas de posibilidades.
Legumbres: Consúmelas dos o tres veces a la semana. Si en verano te cuesta más prepararlas en este link (https://blogs.diariovasco.com/nutricion-cocina-saludable/2015/07/14/mis-queridas-legumbres/) verás que en verano puedes y debes seguir aprovechándote de este gran alimento.
Cereales: Son la guarnición perfecta. En vez de el platazo de arroz o el de pasta dos veces a la semana que es muy típico, pasa a consumirlo en pequeñas dosis acompañando a las verduras, carnes y pescados. Varía del tipo a día de hoy encuentras muchos diferentes; arroces diferentes, mijo, trigo sarraceno o avena son algunos ejemplos.
Pescado: Come tres o cuatro veces a la semana y varía los pescados, pregúntale al pescadero por recetas diferentes que estará encantado en ayudarte.
Carnes: Reduce su consumo, dos vece a la semana es más que suficiente. Acompáñalas siempre con verduras.
Frutas: Ideales para comer entre horas.
Frutos secos y semillas: En ensaladas, con verduras o entre horas junto con la fruta. Son unos alimentos nutritivos y deben estar muy presentes en los menús.
Huevos: No le tengas miedo a los huevos. Tu colesterol no tiembla cada vez que comes un huevo. 4-5 huevos a la semana puedes comer perfectamente.
Esto es solo una pequeña muestra que te puede ayudar a organizarte, pero no pienses que esta estructura de alimentos que planteo es la definitiva. La dieta perfecta es personal, única e intransferible. Encontrarla es algo que lleva tiempo y esfuerzo. En el proceso lo puedes pasar bien descubriendo nuevos platos y sabores que con una actitud abierta te permitan adquirir nuevos conocimientos y te ayuden a encontrar tu equilibrio en la alimentación.
Hasta la semana que viene!!