A raiz del comentario de mi amigo Mike sobre la bomba de neutrones y lo vacías que estaban las calles donostiarras el pasado jueves dejenme que les cuente que yo cené en La Fábrica (Parte Vieja) esa misma noche y estaba lleno con más de 70 personas. Había mesas pequeñas (una pareja de celebración) y mesas enormes de más de 20 que celebraban añgo parecido a un homenaje. Lo mejor, que el jefe de sala me lo dejó bien claro: “llevamos toda la semana así”.
¿Qué tendrá La Fábrica para que esté siempre lleno? ¿Será la relación calidad/precio/ración (aunque a nosotros nos salió carillo) tan ajustado? ¿Será por el servicio rápido, cómodo y efectivo? ¿será por la decoración que permite un local lleno a reventar pero sin molestias y en un ambiente muy moderno?
Iñigo Bozal ha acertado de lleno con la fórmula que ya puso en práctica en su primer restaurante La Muralla. Menús a precio único pero muy variado. Un producto suficientemente bueno para el precio que tiene. Una cocina con presentaciones y toques modernos pero con cocciones y recetas inteligibles. Una cocina práctica y cómoda para que el servicio sea cómodo y nadie se agobie ni se estrese. Sabe que su pelea no son las estrellas, él se limita a satisfacer bolsillos, paladares y ambientes.
Así que la próxima vez que caiga la bomba de neutrones o si, como dice el compañero bloguero Moyano “si juega España las calles están vacías”, busquen en La Fábrica que seguro que está lleno. Enhorabuena.