Después del par de semanas de estar buscando al culpable y después de no haber encontrado nada, las autoridades han permitido a Blumenthal reabrir esta noche su restaurante.
Han sido un par de semanas duras en las que han aparecido, dicen, más de 400 quejas de comensales que se han sentido indispuestos. Eso querría decir 10 días de intoxicaciones, algo por otro lado, totalmente improbable. Un par de días se podría entender, tantos días no.
En cualquier caso quiero romper una lanza en favor de un cocinero que ha tratado el tema con absoluta limpieza y naturalidad, podría haber escondido el asunto o podría haberlo tapado de la mejor manera posible y, sin embargo, fue él mismo el que decidió cerrar su retaurante y dar a conocer todos los detalles. Contrató a analistas privados además de avisar a las autoridades competentes para que todo fuera muy claro. Estuvo en primera fila desde el primer día y jamás se escondió de la prensa. Muchos tendrían que aprender de cómo se gestionan las crisis.
Puede haber sido cualquier cosa, como él mismo decía, todas las semanas llama alguien a un restaurante de esta categoría para decir que algo le ha sentado mal y puede haber sido desde los productos que se utilizan (a los que alguien no esté acostumbrado) o al atracón de tanto plato (en su caso 17) tan rico en matices.
A todos los que teníais mesa este fin de semana estáis de suerte porque os está esperando.