Ya lo dijo Charles Spence, que toda la información externa influye en la sensación que tenemos de la comida y la bebida, la luz del restaurante, los colores, el ruido, la música y, por supuesto, los olores (es que lo digo porque anoche cené en un restaurante y, mientras apurábamos la última copa de vino, limpiaban la mesa de al lado con un desinfectante ligeramente potente), bueno a lo que iba: Ya se ha empezado a buscar el “maridaje” entre comida, vinos y música.
El restaurante Becco de Nueva York hizo una noche de 6 platos, con vinos y con música de Led Zeppelin.
El gran crítico de vinos David Lynch (no el de las películas) dijo que el tema Black Dog se debía esuchar mientras se bebía un malbec argentino (¿o era al revés?). Si lo hubieran sabido los Zeppelin cuando empezaron…
En ese orden de cosas el bueno de Sting empieza a hacer vinos en su retiro toscano así que se supone que lo venderá con instrucciones musicales. Lo que sí estará claro es que saber que es un vino de Sting puede ayudar a que les guste mucho más a sus cariñosos fans mientras escuchan ¿sonidos de los bosques que ha conseguido salvar? Por supuesto, los vinos serán ecológicos.
Blog escrito escuchando: Led Zeppelin IV (¿qué si no?)