San Sebastián Gastronomika ya es un éxito. Han venido los mejores y lo han dado todo. Los feriantes están felices porque este año sólo han entrado profesionales, al menos ha entrado la gente con más criterio y mejor control. Se puede hablar, se puede vender y se puede comprar. Hasta los japoneses están felices y cómo les gustan las anchoas de San Fillipo. 

Pero como a mi me suele gustar meter el dedo en el ojo pues allá voy:

Ayer hablaba de lo que por fin se ha producido: la debacle del pintxo. Tu te creías tan listo y vienen de fuera y te dicen que no, que tu eres uno más y que los hay mucho más listos y mejor preparados.

Se comentaba en los pasillos y se comentaba más tarde hasta en la calle, incluso lo llegó a decir Josean Calvo (Zeruko) el único participante donostiarra en la final, puede que ni siquiera haya un relevo a los Bergara y Elizondo. Y encima el campeón es INGLES de Inglaterra.

Bueno pues esta puede ser la conclusión menos querida de este Congreso: que San Sebastián no es una fuerza en el mundo del pintxo y eso no es bueno. ¿Qué hacemos? ¿Ha sido un tiro que nos ha salido por la culata? ¿Ha sido la demostración de que a este concurso no se han presentado los mejores (alguno porque no le han dejado)? ¿Los jurados no han sido los mejores? ¿Debería hacerse de otra manera?

Yo no me meto en camisa de once varas. No sé nada. Pero la evidencia es esa.

De todas maneras dejemos claro que el ganador ha aprendido aquí, así que algo nos queda. Podemos seguir diciendo que somos lo más grande, lo mejor, y puede que podamos seguir dándonos ósculos en la mejilla. Pero hace falta ponerse las pilas y empezar a pensar en algo. De entrada el segundo premio es una liebre a la royal. Ese sí que es un pintxo innovador.