A Fuego Negro empezó siendo un bar donde se daba muy bien de comer y, además, había un DJ para las cenas. Música y comida era el proyecto en el que se embarcaron los dos cocineros Iñigo Cojo y Edorta Lamo y Amaia García.
Han triunfado indiscutiblemente en lo de la comida, pero una legislación dura y unas envidias desacerbadas les han llevado a no intentar lo de la música en el local.
Así que se han decidido por el siguiente paso lógico dentro de sus aficiones: sacar un disco libro, en su caso, un disco libro de recetas y a mi me encanta. Porque, de momento, es mucho más que un simple disco con unos temas que a ellos les puede gustar o no, y es mucho más que una serie de recetas que se puedan hacer o no, este volumen es una representación de una época, de una circunstancia y de una serie de creativos donostiarras (guipuzcoanos) que representan el movimiento de una época. A Fuego Negro representa una manera de hacer cocina, y entre la cantidad de colaboradores que han conseguido reunir, Fermín Muguruza, Javi P3z, Makala, David Navascués o incluso Xabi Gutierrez, han conseguido la representación en música, diseño y tendencias que viene a ser la tarjeta de visita de una ciudad moderna y actual. Y encima, para rematar la jugada, han conseguido una introducción de parte del abuelo de todo esto: Mr. Diego A. Manrique, el gran crítico de los críticos.
Y el disco no desentona, a veces duro, a veces blando como una buena comida en el que cada comensal encuentra en la carta el plato que más le apetece.
Las recetas son pequeñas impresiones modernas, a veces fusionan, a veces son más locales, alguna destaca, alguna es fácil y otras imposibles, pero siempre son sorpresas.
Quizás la música sea menos sorprendente, hay house, hay mucho dub, hay rap, hay ska (de hecho si no hubiera existido Jamaica con todos sus encuentros jamás hubiera sido posible este disco) y hay una buena dosis de groove. Fantásticas las mezclas de Bessie Smith. Hay cumbia. Hay salsa. Hay blues y hay rock contundente. Absténganse de encontrar un pop rock más donostiarra, esta es la otra cara de la moneda musical y sólo por eso merece la pena.
Ahora sólo falta que nos puedan hacer (si envidias y legislación lo permiten) una cenas temáticas con este Pintxatu. Todo el menú de 19 recetas con su música incluida. No estaría mal esa experiencia.
Blog escrito escuchando: Pintxatu – evidentemente.