Mañana es el día de San Patricio. Y la gente se cree que tiene que entrar a todos los pubs más o menos irlandeses (más o menos ingleses) a tomarse no una o dos cervezas sino setecientas. En realidad no hay nada que, oficialmente, reuna en una misma frase “San Patricio” y “cerveza” pero parece que es la costumbre, los Irlandeses beben cerveza, es el santo patrono de Irlanda, ergo yo tomo cerveza.
Y no tengo nada en contra de una buena cerveza, es más, la aplaudo y me gusta más cuanto más copazo sea, por eso mismo escribí sobre la Cruzcampo Gran Reserva porque me parece una de las grandes para tomar tranquilamente. Pero lo tengo todo en contra de los clichés, de las costumbres arraigadas y, por supuesto, de los excesos.
Por eso mismo quiero animar a las personas humanas a aprovechar el día de San Patricio, a aprovechar que el buen señor era un monje, para lanzarse a un copazo de esa otra bebida más irlandesa que escocesa, a esa otra bebida que los monjes enseñaron a hacer y en la que también interviene la cebada y el agua, que se llama whiskey (así con una e antes de la y). Las marcas más habituales que se encuentran por aquí son Bushmill y Jameson. El whsikey irlandés tiene un sabor diferente y especial. Un trago por San Patricio.
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