Anoche llegó. A través del Facebook ese y nos dejó a muchos desconcertados y no, no me refiero a lo que publicó en su perfil la Etxeberría que, sinceramente, me da igual, pero por lo que he visto, cada cual tiene su precio.

Lo que nos dejó anonadados fue el anuncio de que Can Fabes se despide el 31 de agosto, se va, se acabó, se terminó y no hay más.

Y no hay derecho, tanta mierda, tanta mentira y tanto engaño para que uno de los mejores restaurantes que he podido conocer tenga que cerrar sus puertas.

Hay muchas cosas que nos podemos imaginar, la muerte del gran Santi Santamaría (lágrimas cuando recuerdo la entrevista que le pude hacer meses antes), la crisis y sobre todo, la vergüenza que debería darnos al no haber sabido defender y proteger uno de los mayores valores que hemos tenido en la cocina. Que uno debe cientos de miles a Hacienda que somos todos y sale hasta la Salsa Rosa para defenderle y decir qué pena de muchacho, pero cierra Can Fabes y es la crisis.

Me queda uno de los mejores recuerdos de mi vida, una cena única. La primera vez que tomábamos un menú cerrado, el menu de L’estiu con ese  Clos Mogador porque acabábamos de conocer a René Barbier en su bodega  y por el que el sumiller nos felicitó. Aprendimos de una manera seria y precisa lo que era una cocina cercana al producto, a la tierra y a la temporada, esa cocina que ha quedado como símbolo en esa pelea que mantuvo con quien era su gran compañero Adriá. Y la vuelta a Barcelona, aun recordamos la música que pusimos en nuestro glorioso Nissan. Recuerdos de señor mayor pero grandes recuerdos.

No hay derecho, pero así son las cosas, nos quedamos sin uno de los grandes y nos aguantamos.

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