He estado echando una ojeada a lo que escribí el año pasado por estas fechas para saber si “acerté” con algunos de los comentarios. Parece mentira que haya pasado un año enterito y las cosas sigan, más o menos, igual. Que tienen que triunfar los “bistrós gastronómicos”. Efectivamente triunfan, y por lo que parece van a seguir haciéndolo a la vista de la crisis. La gente empieza a preferir locales en los que se pueda “acomodar” a un precio a base de un plato y una copa de vino pero que todo esté muy bueno, antes de sentarse ante una carta que no sabe cómo va a terminar en la cuenta. Por cierto hablaba de que el Zeruko se tendría que poner más guapo y parece que ya lo está haciendo o así.
Hablaba de la cantidad y del desvarío de los vinos que salían. Salen más, pero a unos precios más razonables. He tomado la determinación de que este año me voy a ceñir a hablar de vinos que ronden los 10 euros. Estoy bastante harto de los vinos por encima de los 30 euros que se parecen todos entre ellos, y ya no digo nada de los vinos de 90, 100 y hasta 300 euros. De esos vinos solamente deberíamos hablar cuando no están bien porque la calidad se les debería suponer. (Cosas excepcionales como el Pago de Arinzano también, pero muy excepcionales). Los tiempos mandan.
Con tanta crisis alrededor creo que llega la hora de hablar cada vez más del producto, del gato por liebre, porque creo que es lo que debe ser la seña de identidad de los restaurantes. Que lo que cobren merezca la pena, ahí es donde se va a notar quién resiste y quién no. Y los que no sepan qué hacer que busquen ideas para promocionar sus locales. Esas cenas canallas, esos menús acertados y sujetos a un precio razonable, esos vinos a un precio de distribución porque se paga muy bien la cena y, si no, hay un bar en Nueva York que sirve bebidas gratis a quien se presente sin pantalones a partir de las 5 de la tarde. Hablaremos más de esos locales. (De los de las ideas buenas, no de los de los pantalones).
Por cierto, entre las cosas que dije el año pasado hablaba de que los señores de la Guía Rojo deberían poner más atención en sus visitas a San Sebastián. Pues ya no digo nada no vaya a ser que…
Blog escrito escuchando: Bill Evans – Tha Last Waltz