Cómo me gusta hablar de los jóvenes en el mundo del vino.  Todos esos  locos que descubren la tierra, el viñedo y una manera diferente de hacer el vino.

¿Y qué haces cuando uno de esos jóvenes te explica que descubrió el mundo del vino cuando se jubiló?  “Es que no me veía jugando al golf como el resto de mis amigos y me entusiasmé con un máster de enología que me regalaron mis hijos” cuenta Jaime Comenge y yo no querré hacer otra cosa cuando me llegue el momento.

Unas tierras en la Ribera del Duero (Curiel de Duero), unos viñedos a los que han sabido darles cariño, conocimientos y que han sabido tratar con respeto, una viticultura ecológica desde el primer día dan como resultado estos vinos que están e el mercado desde el año 2001.
¿Y por qué son tan especiales? Por encima de todo porque coges este Don Miguel, que estaría dentro de esa gama de vinos de reserva de la Ribera, esos vinos de gran extracción, esos vinos potentes que te aniquilan el paladar, esos vinos con el carácter clásico de la Ribera, lo coges y no hay absolutamente nada de eso, tienes que volver a mirar la contratiqueta para asegurarte que es de la DO.

Salen palabras como nobleza y elegancia, la cabernet le aporta solidez y mucha estructura, le hace afrancesado hacia Burdeos con menos cueros y más fruta. Muchas ganas de repetir. Rafa Cuerda se llama quien se encarga de hacer que estos vinos sean tan diferentes y que se les vea venir, que tengan tanto recorrido en botella. Este Don Miguel es un vino muy serio.

De todas maneras de casta le viene al galgo, porque el nombre es un recuerdo a Miguel Comenge, el autor del libro de la vid y el vino de los años 40, una referencia en el mundo de las bodegas y los estudios de enología hasta bien entrado el siglo XXI, y Jaime cuenta que ese libro les dio de comer a sus hermanos y a él durante muchos años. Se ve que le ha aprovechado bien.

En twitter: @guiabuenamesa