1.- Porque tiene un diseño muy actual. Por fin, alguien consigue hacer un local moderno y limpio. A pesar de unos errores en la barra junto al comedor (¡cómo se nota que los arquitectos salen poco!) que solucionarán muy pronto.
2.- Porque la barra es muy cómoda y se puede pedir un plato y un vino. Incluso un vino de la carta y algo para picar. Las aceitunas que sacan, cuando las sacan, son muy muy buenas, algo que no se encuentra habitualmente en locales donostiarras.
3.- El servicio de mesas es rápido y bueno, muy eficaz y amable. El punto andaluz de la Mari es un punto a favor y saluda a todo el mundo como si le conociera de toda la vida. A eso se le llama frescura. Las mesas tienen distancia de bistró, hay que arpovechar cada metro cuadrado en San Sebastián.
4.- La carta es comprensible e introduce dos o tres novedades que son fáciles de aceptar. Cosas como ortiguillas (que no se veía mucho por aquí salvo en el Txuleta de José Luis Blanco), el atún en varias preparaciones (aunque en barra sacan mejor la ventresca que en el comedor, demasiado hecho para mi gusto), los pescados con salsas que gustan a la primera como el romesco ligero o el acompañamiento de cintas de calamar. Prefiero pedir siempre el pescado poco, poco hecho por si acaso. La carne está a la altura de las circunstancias locales, la he visto en cinta y la pinta es extraordinaria.
5.- El diseño incluye cocina a la vista y se ve un trabajo muy metódico, sin agobios, lo que da tranquilidad en el comedor.
5.- La carta de vinos es muy variada y los precios no tienen comparación en toda la ciudad, en serio. No cargan casi nada y espero que sigan así porque es una política muy buena. Sólo hace falta que el distribuidor les reponga con rapidez las referencias que se acaban.
6.- El precio final está de acuerdo con el local, es un bistró y en los precios se tiene que notar. El vino ayuda a que ese precio final sea tan ajustado. Se puede salir por poco más de 20 euros (sin vinos). Lo más interesante es que sirven medias raciones sin problemas, media de tataki de atún son 7 euros y otro medio de segundo (o entero) te coloca, si quieres, en menos de esos 20 euros y comes suficiente y rápidamente.
Viento Sur está enfrente del Kursaal y es imprescindible reservar.
Blog escrito escuchando: Rufus Wainwright – Want One