Conclusiones básicas como por ejemplo que el comer es una experiencia de todos los sentidos y en todos los sentidos. Experiencia sensorial lo llaman y es lo que Willie Dufresne (¿no hay nadie que pueda pronunciar un nombre de forma natural y normal?) trata de hacer a diario en su restaurante.

John Lanchester dijo cosas muy bonitas en torno a las palabras: “a medida que encuentras las palabras para definir las cosas te acuerdas de ellas, las palabras conforman los recuerdos.” Y luego se rió un buen rato de los palabros que usan (usamos) quienes definen el vino, aceite, chocolate…

Enrique Zuazua, el matemático que se empeñó en decir que las matemáticas lo rodean todo, dijo que más tarde o más temprano habrá robots en la cocina que lo hagan casi todo y lo único que hará el gran cocinero es vigilarlo (¿y la thermomix no es eso mismo?).

Y Davide Cassi se empeñó en demostrar (mediante figuras de efectos ópticos con colores) que si ciertas combinaciones de colores cambian nuestra manera de ver las cosas, entonces los cocineros deben cambiar sus platos según la iluminación del comedor o, incluso, tener en cuenta el color de sus manteles. ¿Se imagina alguien entrando en un restaurante en un día nublado y que le digan que hay platos que no se pueden sacar porque no hay luz suficiente? Horror.

La palabra que más se escuchó fue “compartir”, compartir experiencias, compartir conocimientos, compartir buen rollo y que comer en un restaurante es compartir una experiencia y esa debe ser, por encima de todo, una experiencia agradable. Que no hay más.

Menos mal que estaba por ahí Carlos Tristancho que vino a demostrar que el jamón de la Dehesa, el lomo y eso que él llama mantequilla de jamón es inalterable y no depende de los sentidos porque sólo necesita uno: el sentido común de saber lo que está bueno. Y eso sí es compartir una experiencia única.

Pd.: De Pettrini y su movimiento Slow Food prefiero no hablar basándome en que “cualquier cosa que diga puede ser usado en mi contra” hasta que no hable con mi abogado Roberto y tenga las cosas más claras.