Lo confieso: Soy un desviado | Sopa de ganso >

Blogs

Iñigo Galatas

Sopa de ganso

Lo confieso: Soy un desviado


Es lo que tiene internet, no es que cualquiera pueda escribir, es que cualquiera puede leer y hacer caso a los sabios. Harold McGee es un pedazo de científico que ha puesto toda su sabiduría y estudios al servicio de la alimentación. Con sus libros, su aportación a la cocina de los restaurantes más grandes del planeta y todo tipo de experimentos que hace casi a diario para sus artículos del NYT (The Curious Cook) no es alguien a quien se le pueda rebatir demasiado, o, por lo menos, no conviene hacerlo no vaya a ser que caigas rápidamente en el ridículo.

Por eso cuando escribió algo que sonaba curioso y sabiendo que se podía hacer en casa me propuse hacerlo. Advierto que es una herejía como pocas, advierto que quien no esté preparado mental, anímica y espiritualmente que no siga leyendo a partir de este punto porque lo que aquí se describe está muy lejos de considerarse normal.

Escribía el bueno de Harold que el agua “levanta” de alguna manera los aromas de las bebidas. De hecho se sabe que los buenos catadores de whisky echan agua en la bebida y también lo hacen los de las ginebras (y es práctica habitual entre los aguardientes más fuertes) y aunque alguien podía pensar que se hace para rebajar la bebida, lo cierto es que, además de rebajarla, el agua también la abre.

Parece que la explicación es sencilla, las moléculas de los aromas se agarran como lapas al alcohol y se mezclan y retozan y se confunden en la noche, mientras que con el agua los aromas de las bebidas se liberan del alcohol y salen al aire con más facilidad.

Sabido eso llega el momento de la verdad ¿y el vino? Cuántas veces nos hemos enfrentado a esos vino alcohólicos a más no poder, esos vinos que declaran 14,5% cuando tienen 15 con toda facilidad. Esos vinos imposibles de tomar porque queman la boca, anulan todo lo que encuentran a su paso. Dice McGee que se haga la prueba y yo la he hecho con un vino que declaraba 15% y puedo jurar que mejoró. Un poco de agua y mejoró en aromas (era pura madera y apareció la fruta) pero, sobre todo, mejoró en el paso por boca sin perder ni un ápice de lo que tenía antes, simplemente se hizo más amable y se podía tomar. Y pedías otra copa cuando en la fase anterior no había quien repitiera de aquel vino.

A ver si se entiende, no vas a hacer un gran vino de 12% metiéndole agua a un vino de 15%, no hay nada que susituya a un vino hecho con todo el rigor del mundo, es un divertimento, se podrá beber más de ese vino y se subirá menos eso lo puedo jurar. Sí, he puesto agua a un vino concentrado, lo confieso ¿y qué?

Blog escrito escuchando: Rory Gallagher – Live in Europe

gastronomia, restaurantes, vinos, recetas

Sobre el autor

Calendario

marzo 2011
LunMarMieJueVieSabDom
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031  

marzo 2011
LunMarMieJueVieSabDom
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031