Se acercan las Navidades y con ellas las tan temibles reuniones familiares, de amigos o de trabajo. Digo lo de tan temidas porque en muchas ocasiones se les relaciona con las posibles discusiones que se suelen suceder en estos encuentros, y porque percibimos estas disputas como algo negativo, pensando que mantener estos desencuentros es malo, sin apreciar su parte positiva.
Cuando hablamos de salir de nuestra zona de confort no sólo se trata de enfrentarnos a nuevas situaciones, también de valorar nuevas opiniones ajenas a las nuestras, que, aunque no estemos de acuerdo nos sirven para realizar nuevas reflexiones sobre un tema. Normalmente tendemos a reunirnos con personas que piensan igual que nosotros, y como la cotidianeidad nos arrastra, terminamos en un círculo de opinión muy cerrado, sabiendo lo que piensa cada uno de los que nos rodea, sin permitirnos escuchar nuevos puntos de vista. Pero estas fechas nos “obligan” a convivir con personas con las que quizá no nos sentimos cómodos en una conversación, pero que sin embargo pueden aportarnos mucho a pesar de que no nos gusten sus opiniones. Se habla de los “cuñados” que lo saben todo, el compañero de trabajo que siempre quiere tener la razón o la amiga “mariperfecta”, como los fantasmas de las navidades, porque hay que aguantar durante unas horas procurando no caer en la tentación de discutir, en lo que muchas veces solemos fracasar pendien
tes de no hacerlo. El fragor de la conversación, el sentirnos mal por estar escuchando puntos de vista que nos hacen “hervir la sangre” termina en una discusión de la que luego nos arrepentimos durante mucho tiempo, y haciendo que temamos las próximas navidades por temor a volver a pasar por lo mismo.
Sin embargo, si vivimos estas discusiones como oportunidades para conocer nuevos puntos de vista, hacernos reflexionar y ser capaces de entender a quienes no comparten nuestra misma opinión y llevarnos bien con ellos, vamos a poder disfrutar de estas reuniones, queriendo incluso debatir de temas nuevos con ellos cuando surjan, queriendo saber qué es lo que les hace pensar de forma tan diferente a nosotros. Esta nueva perspectiva de las discusiones no sólo nos va a ofrecer nuevos pensamientos, sino también la posibilidad de abrir la mente y de poder compartir la vida con personas que piensan muy diferente a nosotros disfrutando de su compañía. No todos somos iguales ni pensamos igual, y en esto radica lo divertido de la compañía de los demás.