Una fruta muy característica del otoño es la granada, cuyas características y propiedades son muy beneficiosas para nuestro organismo, que tanto su color exterior como interior son representativos de esta época del otoño y que además se puede emplear de forma muy sencilla tanto en platos salados como dulces. Otra particularidad de la granada es su aspecto y forma, que resulta muy atractiva a la vista, por lo que no sólo nos beneficia al comerla nutricionalmente, sino también, teniendo en cuenta que estos posts tienen el propósito de sentirnos bien, nos ayuda a “comer con los ojos” y a beneficiarnos de la estética de los platos en los que participa.

Por una parte, y referente a sus propiedades nutricionales, la granada es ante todo un fruto con propiedades antioxidantes muy importantes, destacando los taninos, los cuales se ha demostrado científicamente que tienen propiedades anticancerígenas al ayudar a reducir la división y la muerte de las células tumorales. Los polifenoles que contiene facilitan la reducción de procesos inflamatorios y disminuyen el riesgo de sufrir enfermedades metabólicas como la diabetes. También poseen un efecto antiobesidad, ya que controlan y disminuyen la grasa corporal.  Además, contienen vitamina C, ácido fólico y potasio entre otros beneficios para nuestra salud.

Su aspecto de pequeñas “luces rojas”, hacen que adornen cualquier plato de forma significativa y que, a parte de su extraordinario sabor agridulce, aporta visualmente mucha estética a los platos, algo que ayuda a la hora de sentirnos bien mientras los comemos. El color rojo representa la fuerza, la pasión, poder y confianza en uno mismo, por lo que el verlo nos hace sentir bien, además de que es muy fácil de detectar en un plato. Comernos un plato regado de granos de granada nos aporta por tanto energía y positividad.

Recetas con granada:

Es un alimento muy fácil de combinar, ya que se le puede añadir tanto a platos salados como dulces, como, por ejemplo: ensaladas, yogures, helados y zumos.