Alberto Moyano

Presentado el programa de contenidos de Tabacalera, se aclara el
panorama respecto a qué contenidos albergará el futuro Centro de
Cultura Contemporánea. La respuesta correcta es todo. De hecho, resulta
difícil imaginar un proyecto que no tenga cabida, lo que convierte a la
colección fotográfica Ordóñez-Falcón en una excepción universal.
Cine, vídeo, televisión, arte contemporáneo, ciencia, gastronomía…
Tabacalera se abre de puertas a todo y esto sólo puede ser una buena
noticia. Claro que el papel aguanta lo indecible. De hecho, una vez en
funcionamiento, el señor usos y costumbres y la señora realidad se
encargarán de los ajustes.
Una vez conocido el informe, el centro de atención pasa del qué será
Tabacalera al cómo se financiará Tabacalera porque la puesta en pie y
el mantenimiento de un centro de tamaña ambición promete moverse en
unas cifras de vértigo. No se entienda mal: ya se sabe que todo lo que
las instituciones aporten es poco, pero la cuestión es: ¿será
suficiente? En este sentido, se espera que el entramado empresarial
guipuzcoano dé el do de pecho en cuestiones de implicación social con
el entorno y todo eso.
Por lo demás, la presentación de ayer demostró que: 1) al menos una
persona, Joxean Muñoz, que tiene claro hacia dónde quiere ir, al margen
de las valoraciones que se hagan sobre ese destino; 2) si en algún
lugar se siente segura la consejera miren Azkarate es en los vaporosos
mundos de la teoría; 3) el cuajo del diputado general a la hora señalar
con el dedo a los escépticos, actitud que él mismo ha llevado a sus más altas cimas
cuando se ha tratado de otros proyectos, tal que San telmo; y 4) la
incapacidad que el alcalde exhibe en estas fechas para pronunciar una
palabra libre de la ansiedad electoral(ista).