Alberto Moyano
¿Es lo mismo ver ‘La ciudad se mueve’ que ‘El diario de Patricia’?
¿Resulta más dañino ‘A tu lado’ o una novela de Paulo Coelho? ¿El
‘tomate’ o el marqués de Sade? La televisión fue la protagonista anoche
en Teledonosti de un debate en el que se impuso el –por lo visto–
impactante ‘Cambio radical’, un programa quirúrgico en el que los
protagonistas despiertan la envidia de la audiencia a base de someterse
a cirujías estéticas masivas.
Hablar de televisión en general –igual que hacerlo de drogas– induce a
la confusión. Decir que solamente se programan espacios-basura es una
forma de auto-absolución que te permite hacerte adicto a ellos con la
coartada de que no hay nada mejor. Los hechos, sin embargo, lo
desmienten: hoy, en prime time, cualquier espectador puede elegir entre
‘Callejeros’ y ‘Dónde estás corazón’. Los contumaces índices de
audiencia revelarán una vez más cuál fue la opción mayoritaria del
público.
En el debate de anoche se denunció el progresivo arrinconamiento
horario de los programas de debate, como ‘Políticamente incorrecto’ o
‘59 segundos’, en favor de las series familiares y los ‘realitys’, pero
también en todo hay categorías. Juntar a un ginecólogo, un corredor de
encierros y una camarera para pontificar sobre la política exterior de
EE UU no deja de ser el equivalente ideológico de los productos de bajo
coste.
También hubo mucho humor en ‘La ciudad se mueve’. Dos ejemplos: un
contertulio se confesó muy aficionado a los documentales históricos,
pero siempre que su duración no exceda los veinte minutos, porque más
allá de una hora resultan aburridos. Poco después, una espectadora
llamó por teléfono para interrogarse sobre la relación entre los
«zafios anuncios televisivos» y el pasado drogadicto de los creativos.