Alberto Moyano

Al ser preguntado sobre si tiene intención de barrer de la Diputación a
todos los miembros del equipo de Joxe Joan Gonzalez de Txabarri, el
candidato de diputado general de Gipuzkoa por el PNV, Markel Olano,
replicaba anoche en ‘Luna llena’ de Teledonosti que le parecía una
falta de respeto a los electores hablar sobre futuribles. «Si gano las
elecciones será el momento de decidir qué equipo me acompaña», vino a
decir.
La credibilidad de la respuesta quedó en entredicho cuando Olano no
tuvo la misma precaución al contestar a cuestiones relacionadas con los
pactos post-electorales, la ampliación de las pistas de Hondarribia o
el puerto exterior de Pasajes. Es decir: los actuales rectores de la
Diputación Foral ya pueden ir vaciando los cajones.
Forjado como monitor en las colonias veraniegas de Euzko Gaztedi,
Markel Olano recordó con un cierto hastío su etapa de alumno de
Filosofía en aquella mitificada Zorroaga de los años ochenta, en donde
ejerció de minoría en su calidad de militante de las juventudes
peneuvistas.
Olano, que viene a ser el equivalente jeltzale de Euskal Herritarrok
por cuanto las dos primeras opciones electorales del PNV no pasaron el
corte por distintas razones, mostró un entusiasmo más bien frío hacia
conceptos como el de Gipuzkoal Hiria, rechazó por demagógico seguir el
ejemplo de Odón Elorza a la hora de hacer públicos sus bienes, pasó
lógicamente de puntillas por el caso de ‘Patrimonio Modesto’ y
transmitió una sensación de severidad y falta de empatía alarmantes.
Mientras tanto, en Antena 3, el presidente Zapatero aburría a las
ovejas a base de recitar las espesas listas de datos macroeconómicos en
las que últimamente está instalado. Sobre el llamado proceso de paz,
respondió con vaguedades a las preguntas retóricas de Urdaci y sus
compañeros de entrevista para, decididamente, no aclarar nada.
Probablemente, ya lo harán otros.