Se publica hoy la versión en castellano de la nueva novela de Bernardo Atxaga ‘Siete casas en Francia’. Hay dos cosas en torno a esta novedad editorial que probablemente nunca llegaremos a saber: qué pasó por la cabeza de Alberto Manguel cuando ‘El País’ le encargó la crítica del libro y qué pasó por la cabeza de Atxaga cuando la leyó.

Los antecedentes se remontan a hace cuatro años cuando Ignacio Echeverría, por entonces crítico insignia del ‘Babelia’, suplemento cultural del periódico madrileño perteneciente al mismo grupo de comunicación que la editorial que publicaba la novela, fue despedido fulminantemente a raíz de un comentario sobre ‘El hijo del acordeonista’ que arrancaba así: “Resulta difícil sobreponerse al estupor que suscita la lectura de esta novela. Cuesta creer que, a estas alturas, se puede escribir así”.

El incidente motivó una carta al periódico por parte de los intelectuales más atentos del panorama editorial, interesándose por la suerte corrida por el súbitamente desaparecido crítico. El Defensor del Lector del citado diario, por su parte, contestó con un monumento a la perífrasis.

Así las cosas, el argentino Alberto Manguel firmaba este pasado sábado su crítica sobre la nueva novela de Atxaga, quien probablemente nunca terminará de reponerse de la humillación sin precedentes que supuso aquel episodio.

Bien, hay que reconocer que Manguel ha dado lo mejor de sí mismo para manufacturar un largo texto en el que, con tal de no comentar la novela en sí, se entrega a cualquier otro asunto, tales como el Congo, el genocidio, el rey Leopoldo, Mark Twain, Joseph Conrad, Albert Camus y André Gide.

El comentario crítico, un prodigio del equilibrio e incluso de la charlatanería, está llamado a ser materia de estudio en la universidad porque no sólo elude cualquier pronunciamente valorativo sobre la novela, sino que incluso da la sensación de que lo hubiera logrado igualmente en el caso de que hubiera tenido que escribir treinta folios en lugar de tres.

Y si bien es cierto que tal ejercicio prolongado de escapismo acaba por filtrar la sensación de que ‘Siete casas en Francia’ no ha terminado de convencer del todo a Manguel, también lo es que difícilmente le ocasionará reprimenda alguna. Como dicen en los concursos de la tele: ¡Prueba conseguida!