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Carlos Rilova

El correo de la historia

El “Barcelona Tea Party”. O poco que decir en una ocasión histórica

Por Carlos Rilova Jericó

Este será un breve correo de la Historia. Realmente me planteaba dos alternativas para hoy. Por un lado, era la de no escribir nada sobre el famoso tema de la Independencia catalana que hoy, 2 de octubre de 2017, eclosiona en todo su esplendor como lo hizo en 1773 el “Boston Tea Party”, que dio el pistoletazo de salida para la ya inevitable independencia de Estados Unidos en 1776. Por otro lado, la otra alternativa, era hacer un comentario desde una perspectiva histórica de todo ese “Procés” que ha culminado, con un notable éxito (para los independentistas), ayer mismo. Pese a que, con todo, sólo siguen siendo menos de la mitad de los votantes catalanes…

Al final he decidido no hacer ni una cosa ni otra. Reflexionando sobre el tema, he llegado a la conclusión de que, en el estado actual en el que se encuentra ese país llamado España, es absolutamente inútil analizar esa problemática desde un lugar llamado “el correo de la Historia”.

Me parece inútil decir nada, sí, porque el nivel del discurso en ese país respecto al “Procés” ha llegado al punto cero. Y es que la “intelligentsia” española homologada, esa con acceso a altavoces mediáticos que sólo resaltan su pequeñez intelectual todavía más, se ha descolgado con verdaderas joyas del pensamiento-basura sobre este tema y su enfoque histórico. Por ejemplo: ha habido quienes han dicho que los independentistas han engañado a los jóvenes catalanes, haciéndoles ver la bandera española vigente hoy día como una bandera franquista, cuando en realidad es la bandera de una democracia consolidada… Es difícil escoger entre reír de manera histérica, o llorar, ante tales declaraciones cuando muchas de las manifestaciones de la semana pasada en contra del “Procés” (y en contra de los catalanes, en general, sin matices) han estado jalonadas de participantes en ellas que pedían la absolución de neonazis declarados y exhibían banderas rojigualdas adornadas con el águila de San Juan, elegida como distintivo por la dictadura franquista…

A más y más, como dicen en Cataluña, cuesta mucho saber qué se ha hecho estos últimos 40 años de supuesta exitosa democracia y esplendor sin limites para prestigiar, otra vez, la vieja y sufrida bandera elegida en 1785 como distintivo de combate de la Marina española.

Yo no he visto (hasta anteayer por lo menos) ni novelas, ni películas, ni series de televisión “históricas” donde se prestigie ese símbolo o se le quite su carácter de patrimonio de los vencedores de la Guerra Civil, que tomaron como botín de guerra esa bandera y el resto del país y siguen funcionando con esa mentalidad aún hoy día.

Pero la cosa es aún peor. Pues sí. El nivel intelectual todavía ha caído más bajo respecto a estas cuestiones. En efecto, no han faltado en estas últimas semanas de acelerón del “Procés”, personajes que se han dedicado durante décadas a dejar la Historia de España como un bebedero de patos (inventándosela muchas veces sobre la marcha, escudándose tras el burladero de las “licencias literarias”) que ahora pretenden, nada más -ni nada menos-, que afirmar y hacernos creer -con unas dosis de desvergüenza difíciles de calibrar- que la culpa de que los catalanes consideren despreciable a España es “de todos”… Un  verdadero insulto a la inteligencia, cuando lo cierto es que, muchos de los incluidos gratuitamente en ese “todos”, hemos hecho lo indecible desde nuestra parcela del conocimiento para que eso no fuera así…

Ante tal panorama, es evidente, que es inútil decir algo, repetir una vez más, como ya se ha repetido desde el año 2012 en este correo de la Historia, que había que hacer pedagogía histórica, desmontar las falacias históricas del Independentismo catalán y responderlas con criterios de calidad y no con bazofia zarzuelera, que lo único que hacía era dar la razón y cargar de argumentos a los que ayer se apuntaron (como no podía ser de otro modo) un gran tanto en Cataluña, escenificando lo que su propaganda ha estado aventando por toda la sociedad catalana desde hace años…

Cuando se recupere la cordura en ese país llamado España, cuando se señale con el dedo a quienes han hecho verdaderas fortunas con esa papilla intelectual sobre la supuesta decadencia “histórica” española (que, lógicamente, no ha hecho sino engrosar las filas de quienes querían dejar de ser españoles), quizás sí será el momento de hablar, de ponerse a hacer algo serio -desde la Historia, lo mismo que desde otros ámbitos- para recuperar ese tejido social.

Degradado tanto por los demagogos independentistas de Barcelona, como por las demasiado abundantes cabezas huecas de Madrid, que han dejado hacer. O que incluso han ayudado a que eso ocurriera, al airear, día sí y día también, mandangas pseudointelectuales sobre un supuesto inevitable destino “histórico” de España, hecho de miseria, tiranía y derrota. Argumentos indignos hasta de los intelectuales palaciegos de uno de esos reinos centroeuropeos de opereta, como los imaginados por el inefable Anthony Hope…   O incluso del señor Oriol Junqueras, que, por cierto, es doctor en Historia, y como tal, ha sabido manejar con mano maestra todo esto… A diferencia de lo que ha ocurrido en Madrid y aledaños.

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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