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Carlos Rilova

El correo de la historia

Vida y obra de este historiador: Joseph Pérez (1931-2020)

Por Carlos Rilova Jericó

Otra semana más es la Muerte la que decide qué se escribe en el correo de la Historia. Si hace siete días se hacía aquí mismo el obituario del dibujante Quino, apenas pasada una semana la Parca se llevaba un contemporáneo suyo que era, además, uno de los principales historiadores españoles, si bien, por avatares de la Historia de este país, sobre el que tanto escribió, era de nacionalidad francesa.

Me refiero, naturalmente, a Joseph Pérez. Había nacido en 1931. El mismo año en el que la República se proclama en España y da lugar a un proceso histórico que a ese recién nacido le fascinaría para el resto de su vida. La que dedicaría a tratar de entender ese complejo país, del que provenían sus padres, y que pasmó, para mal, a Europa, apenas cinco años después de su nacimiento. Cuando colapsó la República, se desató una guerra civil y todo eso -que en principio nada tenía de anómalo en la Europa de los “oscuros treinta”- desembocó en una cruenta guerra civil y en una no menos cruenta dictadura que, esa sí, sí convirtió a España en una rareza que había que explicar a unos europeos desmemoriados o desconcertados. O simplemente taimados, que no querían darse por enterados de que aquella anomalía era producto de refinados cálculos políticos más allá de los Pirineos. Los mismos que, tras la derrota general del Fascismo a nivel mundial, prefirieron, por si acaso y por su propia comodidad, dejar en la Península las cosas “como estaban”. Tanto en España como en Portugal.

Así las cosas, realmente casi podría decirse que el destino jugó con la vocación y la vida de Joseph Pérez que se ha extinguido este pasado jueves.

Parece, en efecto, como si el Hado, el Destino del que hablaba la cultura clásica, hubiera querido que el niño nacido en 1931 en Laroque d´Olmes, en el Ariège (y, por tanto, en tierra de herejes albigenses) estuviese destinado a ser historiador pero, además, que lo fuera, principalmente, de ese país -España- que se fue al garete durante más de cuarenta años y se convirtió en una especie de monstruo de feria al que el resto de los europeos miraban con estupor, algo de asco, sorpresa… En fin, lo habitual en la contemplación de todo fenómeno anómalo.

Fue así como Joseph Pérez llenó páginas y más páginas de magistrales libros que han educado a varias generaciones de historiadores. Tanto españoles como del resto de Europa y el Mundo.

Pero el legado que nos deja Joseph Pérez va más allá de sus estudios centrados en la España de la Edad Moderna, en pasajes que hoy nos parecen tenebrosos pero no por eso deberían interesarnos menos, pues son una faceta más de la Europa de esa época en la que España fue un engranaje fundamental. Es el caso de lo mucho y bueno que escribió sobre la Inquisición española -en realidad una más de las que conoció el continente en esas fechas- o de una de sus consecuencias: la persecución de los judeoconversos o judaizantes que, bajo un Catolicismo impuesto y superficial, seguían profesando la religión hebrea.

En efecto, más allá de esos libros, o de los dedicados al casi olvidado reinado de los Reyes Católicos, eclipsados por sus célebres nieto y biznieto (es decir Carlos I y Felipe II), Joseph Pérez nos deja, como decía, grandes lecciones de Historia. Incluso para los españoles que no se dedican a la Historia.

Entre éstas están las contenidas en dos libros que hoy mismo, Día de la Hispanidad, harían bien en leer muchos de los que desde las redes sociales u otras tribunas, demuestran que ostentar un cargo político o tener un ordenador y saber escribir no es garantía ninguna de no ser un perfecto y patético ignorante sobre la Historia de su propio país. Con el riesgo añadido de, por esa arrogante ignorancia, causar un mal a ese país mayor de lo que ese vacío intelectual es capaz siquiera de imaginar en cabezas llenas de aire (o gas inflamable) más que de ideas sólidas. Como ironizaba aquel grabado disparatado de Francisco Goya titulado “Volaverunt”.

Esos libros en concreto son “La leyenda negra”, publicado en el año 2009 por Gadir, y “Entender la Historia de España”, presentado al público español en el año 2011 por La esfera de los libros.

En “Entender la Historia de España” Joseph Pérez volcaba años de interés e investigación por España, para explicar cómo ese país se había convertido en esa extravagancia, en un monstruo de feria… para el resto de europeos y algo aún más importante todavía… cómo España había dejado de ser esa monstruosidad a partir del año 1976. Con no pocos esfuerzos por parte de las instituciones recreadas en la llamada Transición, que muy inteligentemente tomaban nota del cambio social que -bajo el corsé del Franquismo- se había operado en la sociedad española, porque no podía ser de otro modo. Pese a las diversas alucinaciones políticas impuestas por el “caudillo” desde 1939. Ese mismo general que, finalmente, demostró que sólo tenía un verdadero objetivo en su vida: como Proteo, transformarse para sobrevivir y morir finalmente en la cama y no ante un paredón o en el exilio.

Es una lección de Historia generosamente dada por Joseph Pérez que deberíamos tener hoy muy presente. Incluso aunque, como le ocurre al historiador que escribe estas líneas, se esté en desacuerdo con algunos detalles de “Entender la Historia de España” que, por ejemplo, respecto a la época de la Guerra de Independencia, se han quedado ya anticuados ante investigaciones más recientes.

Las lecciones valiosas que ofrece “La leyenda negra” son, valga la redundancia, aún más valiosas en este tiempo presente que, sólo cabezas muy incultas y poco amuebladas (sin importar a qué altura política o social estén), podrán negar que revela un grave peligro para lo que se ha conseguido avanzar en España desde 1976.

En efecto, en esas páginas, escritas -vuelvo a recordarlo- en 2009, Joseph Pérez, ese maestro que nos ha dejado hace tan pocos días, constataba -incluso con algo de estupor- que la leyenda negra se estaba disolviendo rápidamente precisamente gracias a los logros obtenidos desde 1976. Algo constatable, por ejemplo, en un Parlamento británico rindiendo homenaje a Felipe II, en tanto que monarca renacentista y, además, soberano consorte inglés durante unos años. Algo que, sin embargo, como indicaba Joseph Pérez, no calaba en gran parte de la intelectualidad española y británica (periodistas, cineastas, artistas…) o en círculos políticos españoles de Izquierda que deseaban seguir viendo a Felipe II como el monstruo que había creado la propaganda de guerra francesa y holandesa en el siglo XVI y que, evidentemente, como venía a reconocerlo el propio Parlamento inglés, era eso: únicamente pura propaganda para socavar a un enemigo formidable y temible…

Hoy, en efecto, más que nunca cuando hay verdaderos indocumentados con acceso a tribunas políticas y periodísticas en España soltando solemnes vaciedades sobre cuestiones verdaderamente graves -entre otras sobre lo que según esas gaseosas cabezas, debería  ser España- se hace más que nunca casi un deber rendir homenaje a Joseph Pérez. Leyendo y asimilando esas sabias páginas sobre nuestra Historia que son, acaso, el legado más valioso que nos ha dejado este hispanista hijo de españoles en este año nefasto, entre otras muchas razones, porque nos ha abandonado en un momento en el que, quizás, su voz era más necesaria que nunca…

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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