>

Blogs

Carlos Rilova

El correo de la historia

El misterioso caso del Renacimiento español. Vida (en viñetas) de Antonio de Nebrija

Por Carlos Rilova Jericó

Vuelve este lunes, otra vez, el correo de la Historia sobre la cuestión de la Historia divulgada a través de ese que llaman el Noveno Arte. Es decir: el cómic, que, cada vez más, va perdiendo ese nombre para sustituirlo por el de “novela gráfica”.

Algo que complica, tal vez, un tanto las cosas, pero que parece imprescindible. Pues los “cómics” de hoy día ya no son el “tebeo” de ayer, pues este tipo de publicaciones han ganado en densidad y calidad, tramando relatos que antes sólo se veían en novelas o en sesudos estudios y ensayos.

Es un fenómeno esa transformación del antiguo tebeo o cómic que, por supuesto, afecta, y mucho, al campo de la Historia. Quienes leen habitualmente el correo de la Historia ya lo saben. Hace apenas unos meses hablaba aquí del ingente, y encomiable, esfuerzo que estaba realizando la editorial Cascaborra al publicar toda una serie de cómics dedicados a los episodios más -y menos- conocidos de la Historia de España.

Una labor que, a primera vista, afortunadamente parece ser se está dando en otras editoriales españolas. Ha sido el caso de Editorial Oberon que, casi de manera simultánea con Cascaborra, publicó una biografía gráfica (vamos a llamarla así) de Emilia Pardo Bazán, en el centenario de su muerte en el año 2022.

Otro caso similar, y que es del que me voy a ocupar hoy, ha sido el de Nórdica Libros que, aprovechando también el centenario (en este caso el quinto) de la muerte de Antonio de Nebrija, dio a conocer su vida por medio de un cómic (o biografía gráfica) de mano del ilustrador argentino Agustín Comotto.

¿Cuál es la utilidad de esta biografía en viñetas de la persona conocida por nosotros, hoy día, como Elio Antonio de Nebrija?

Ante todo la misma que los otros cómics ya mencionados: nos acerca a una figura de la Historia española casi desconocida. Paradójicamente desconocida se podría decir. Aunque quizás no tanto, porque Elio Antonio de Nebrija se dedicó a dar lustre y esplendor a la lengua castellana, antes de que la Real Academia Española lo hiciera a partir del siglo XVIII. Y eso, la verdad, no es que sea un tema apasionante. Por más que gracias a sus esfuerzos hoy sea posible entenderse en ese idioma entre 600 millones de personas dispersas por ese mundo que se cartografiaba justo en la época de Nebrija.

A ese respecto la biografía gráfica fomentada por la propia universidad a la que da nombre Antonio de Nebrija, ha logrado, pues, algo notable en este quinto centenario de la muerte de aquella persona conocida por tal nombre: darlo a conocer. A él y a su importancia histórica para un público mucho más amplio que habla, sin darse cuenta apenas (como el señor Jourdain de Molière), la lengua que él fijó, sistematizó y salvó de un más que posible caos.

Y es que, en efecto, lo que el cómic de Nórdica ha puesto ante los ojos de un público de variada edad no es nada emocionante, no es un personaje que despierte pasiones. Y eso a pesar de que -como indica uno de los más recientes biógrafos de Nebrija, Pedro Martín Baños- con su “Apología” se alzó contra la Inquisición que, a comienzos del siglo XVI, trató de acallar su inesperadamente inquietante voz. Una defensa, ese valiente libro, de esa Libertad de Expresión por la que tanta sangre se ha derramado en los dos últimos siglos y que, por eso, acaso, tanto apreciamos, todavía hoy, una mayoría.

Y ahí está el mérito del “Nebrija” de Nórdica, el de interesarnos en una España renacentista que ha quedado sepultada bajo la sombra de esa Inquisición, que parece haber sido la única existente en aquella Europa del 1500 en la que, en realidad, hubo tanto Renacimiento como fanatismo enarbolando fuegos supuestamente purificadores.

La biografía gráfica de Nórdica firmada por Comotto deja claro que no, que esa es sólo una cara de la moneda de la España de Nebrija. Es más: recupera figuras históricas manchadas -por así decir- por ciertos vaivenes históricos relacionados con el Falangismo intelectual de los años 1939 a 1945. Como Isabel la Católica, su marido Fernando y el Cardenal Cisneros.

Todos ellos son acertadamente presentados en “Nebrija”  como prototipos de ese Renacimiento del que tanto recela esa Inquisición que, sin embargo, como se señala en esta biografía gráfica de Antonio de Nebrija, ellos mismos han impulsado para lograr algo que también explica muy bien este cómic: lograr una cohesión férrea del nuevo reino que reúne a Castilla y Aragón. Pero por una muy buena razón política. No por simple cerrazón intelectual como -de manera bastante simplista- se ha ido interpretando hasta hoy mismo, sino para evitar sucumbir en la despiadada lucha de poder que está viendo esa Europa del otoño de la Edad Media, donde monarcas más débiles (como Enrique IV, el hermano de Isabel la Católica) caen ante mentes más afiladas como la de su cuñado Fernando el Católico, prototipo, en efecto, de príncipe renacentista, maquiavélico…

Todo un logro pues, como decía, ese esfuerzo por poner la vida de Antonio de Nebrija en viñetas.

Si hay algo que objetar es que (como en el caso de Cascaborra o de Oberon) todo quede reducido a esto, que no haya continuidad en proyectos así, que lo que vemos intuido en “Nebrija” no vaya más allá, que no llegue a más público la idea de que el Renacimiento no pasó de largo por aquella gran potencia que la unión dinástica de Isabel y Fernando había creado en tiempos de ese gramático conocido como Antonio de Nebrija. Y que así ese Renacimiento español -tan rico en matices y detalles- pase nuevamente desapercibido, quede como inexistente a diferencia del de, por ejemplo, la Inglaterra de los Tudor.

Con sólo repasar algunas partes de la biografía de Nebrija (en prosa y no en viñetas) firmada por Pedro Martín Baños, es fácil constatarlo: el primogénito del gramático que depura y da forma al castellano que hoy hablamos, fue frey Marcelo de Nebrija. Comendador de la exclusiva orden militar de Alcántara que, en su época, es todavía la de monjes guerreros fundada en la Edad Media para combatir la invasión musulmana. Es decir: una organización que exige votos religiosos a sus miembros, como el de castidad.

Justo el que no respeta frey Marcelo de Nebrija que engendrará a, al menos, dos hijos ilegítimos. Uno de esos nietos espurios de Nebrija será el capitán llamado -como él- Antonio de Lebrija. Un decantado hombre del Renacimiento en su extensión más amplia y épica, pues además de participar en la conquista de América, en busca de esa Fama que tanto buscan todos los europeos renacentistas combatiendo a pueblos hostiles, salvajes (para ellos y su visión del mundo), escribirá la Historia de esos hechos en un par de relaciones, siguiendo (en esto sí) los pasos de su abuelo.

Así las cosas sería de desear que “Nebrija” y esos muchos otros cómics dedicados a nuestra Historia, fueran tan sólo el principio de otros donde todas esas figuras -que apenas son sombras en nuestros oscurecidos meandros históricos- surjan a la luz, sean algo más que un nombre perdido en la memoria colectiva. Esa que se extasía ante sus televisores viendo las truculentas hazañas de Enrique VIII (o leyéndolas en las novelas de Michael Clynes) pero no parece capaz de deducir que todo eso ocurrió en la misma época en la que Nebrija daba lecciones sobre cómo usar el Latín que hablaba ese rey que, al fin y al cabo, también era el yerno de Isabel la Católica. La gran protectora del gramático Elio Antonio de Nebrija…

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


octubre 2023
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031