Por Carlos Rilova Jericó
¿Cuántas veces se puede contar un hecho histórico? La respuesta a una pregunta como esa es más -y menos- obvia de lo que parece. En cierta ocasión un catedrático de Historia Contemporánea, Joseba Agirreazkuenaga, me dio una respuesta bastante categórica y, yo diría, que exacta: no hay un libro de Historia que sea definitivo. Pasados unos años vendrá otro que lo completará y otro, y otro…
Si aplicásemos esa pregunta de nuevo a un hecho histórico de las guerras napoleónicas, ocurrido en la ciudad de San Sebastián, obtendríamos una confirmación total de esa afirmación en este verano del año 2024.
Es lo que nos dice un voluminoso libro del historiador y arqueólogo donostiarra José María Leclercq Sáiz, que es el resultado final de años y más años de trabajo paciente, como de orfebre o de relojero que monta un complejo mecanismo, y del que ha surgido un volumen de más de 800 páginas titulado “El asedio de San Sebastián. Aquel verano de 1813”.
En él, como ya se adivina en ese título, su autor reconstruye -una vez más- los hechos de la que podemos llamar Batalla de San Sebastián, que concluye un 31 de agosto de aquel verano de 1813, en el que el imperio napoleónico se iba derrumbando sin apenas pausa.
De ese hecho de las guerras napoleónicas han hablado ya, efectivamente, muchos historiadores (entre ellos el que estas líneas escribe). Parecería, por lo tanto, que poco más se podría decir. Sin embargo, cuando se ojea el libro de José María Leclercq, ya desde ese primer inicio de la lectura, es evidente que hay mucho que contar todavía sobre aquellos hechos. Y que no hay, en efecto, libro de Historia definitivo sobre ningún hecho histórico. Y menos sobre los de la época napoleónica.
El propio autor de “El asedio de San Sebastián. Aquel verano de 1813” ya da algunas claves cuando nos cuenta los antecedentes que llevarán al asedio de San Sebastián y al posterior asalto a la ciudad y su destrucción por parte de tropas anglo-portuguesas de un modo que ha dado -y debería dar aún- mucho que hablar y mucho que escribir.
Entre esos hechos “El asedio de San Sebastián. Aquel verano de 1813”, alude a la Batalla de Vitoria de finales de junio de 1813. Otro hito de las guerras napoleónicas sobre el que se ha escrito y se ha dicho bastante. Aunque, quizás, no tanto como se debería haber escrito y dicho sobre ese hecho. Es lo que nos viene a decir José María Leclercq, que considera que esa batalla, de haber ocurrido al otro lado de la frontera de los Pirineos, se habría descrito como un hecho capital de las guerras napoleónicas y habría tenido, en lugar de los consabidos diez minutos de gloria warholianos, un largo recorrido en novelas, libros de Historia de alcance mundial y considerados, ipso facto, como de referencia obligada, y, por supuesto, mucho, mucho material audiovisual. Entre él varias películas.
Con el asedio y posterior batalla en torno a San Sebastián en aquel verano de 1813, el libro de José María Leclercq nos está señalando, en sus más de 800 páginas, que podría -y debería- decirse otro tanto. Y es que en aquella plaza fuerte, y sus cercanías, se estaba jugando, en 1813, el destino final de esas guerras napoleónicas.
Así página a página, hasta sumar 844, “El asedio de San Sebastián. Aquel verano de 1813” nos cuenta muchas más cosas sobre aquel hecho al que todavía, como se deduce de esa lectura, no se le ha dado la importancia merecida no como Historia aislada, local, sino como parte -y no menor- de esas guerras napoleónicas que hicieron el mundo que hoy conocemos y en el que vivimos.
Esa labor de José María Leclercq se hace a través no sólo de ese enfoque nuevo -tan necesario- sobre esos hechos históricos deslavazados o descontextualizados, sino a partir de una recopilación minuciosa de documentos conocidos, o no tan conocidos -o incluso desconocidos hasta este 2024- que tanto el autor como su padre fueron reuniendo durante más de treinta años.
Todo ello queda ahora expuesto en un libro que, a través de lo escrito por su autor, de esos documentos reproducidos minuciosamente y de imágenes de los hechos o de los protagonistas de ellos intercaladas, nos devuelve a aquella batalla en la que Wellington, bajo su bien ensayada flema británica, estaba jugando, una vez más, con el destino no solo de una ciudad o un país, sino de todo un continente que controlaba buena parte del Mundo.
Aunque sólo fuera por eso, el libro de José María Leclercq Sáiz “El asedio de San Sebastián. Aquel verano de 1813”, merece algo más que atención. Y es que, en realidad, atesora muchas más virtudes como libro de una Historia que es algo más -como descubrimos leyéndolo- que la anecdótica de un rincón de la Europa napoleónica cuya Historia oficial y oficiosa, paradójicamente, ha sido, hasta hoy, en no poca medida, olvidada, minimizada, incluso falseada…
Una maniobra sin sentido histórico contra la que, desde este otro verano -el de 2024- se alza ese libro que no deberá ser pasado por alto para quien quiera saber realmente qué fueron esas guerras napoleónicas que hicieron este mundo en el que hoy vivimos y en el que visitamos la tumba de Napoleón en París o el campo de Waterloo, esperando encontrar allí algunas respuestas.
Unas que, en realidad, deberíamos empezar por buscar en las 844 minuciosas páginas de “El asedio de San Sebastián. Aquel verano de 1813” que describen, al detalle, una gigantesca batalla en torno a una pequeña -pero muy importante- ciudad vasca llamada San Sebastián, donde el destino de Napoleón, de Wellington, de las guerras napoleónicas, y el de Europa, y el del mundo, podría haber cambiado de signo de haber sucedido las cosas de otro modo diferente a ese que quedó plasmado en esa Historia que reconstruye ese libro…