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Carlos Rilova

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“No me hable vd. más de Blas de Lezo” o el abaratamiento de la Historia de España

Por Carlos Rilova Jericó

Este lunes 29 de mayo me ha parecido una fecha ineludible para hablar de la cuestión a la que se va a dedicar este nuevo correo de la Historia.

Es decir, como ya se ve en su título, al almirante guipuzcoano Blas de Lezo y al precio tan devaluado al que hoy se vende y se compra la Historia de España, que es a la -triste- conclusión a la que llegamos algunos historiadores cuando vemos en qué ha acabado la cuestión de Blas de Lezo y la Batalla de Cartagena de Indias del año 1741.

Sé que no es ésta la primera vez que hablo del asunto. No sé si será la última. Hay cosas, personas y temas que llegan a un punto casi de náusea. No porque lo que han hecho para ser recordados no tuviera mérito, sino porque la vulgarización de ese hecho se acaba convirtiendo en una especie de música de verbena, resultona, bailable, pero que acaba por empalagar. Como ocurre con todas las piezas musicales simples.

Es lo que ocurrió, según parece, con la victoria en el Tour de Francia de 1959 de Bahamontes. Me contaba mi padre que, en su juventud, en Pamplona, habría habido quien, en un rasgo de humor más negro que sarcástico, se hizo imprimir unas tarjetas de visita con la frase “No me hable vd. más de Bahamontes” para repartir en caso de emergencia cuando en un bar alguien iba a empezar (por enésima vez) una conversación hablando de lo que el gran Federico Martín Bahamontes había hecho en aquel año 1959.

Hasta ese punto parece ser había llegado a hartar el pasear lo que, sin duda, era una gran hazaña deportiva española. Inevitablemente sobredorada (y exhibida cual fenómeno de feria) en aquella España que apenas empezaba a levantar cabeza desde la Guerra Civil y la elección (excepciones aparte) del bando equivocado en la Segunda Guerra Mundial.

Con el almirante Blas de Lezo parece haber ocurrido algo semejante. Lo asombroso es que ese fenómeno se ha dado con un personaje de hace más de trescientos años y en una España que, se suponía, desde 1978 había ido haciéndose valer y poniéndose, otra vez, al nivel del resto de la opulenta, avanzada y democrática Europa.

¿Hemos sufrido alguna clase de espejismo? Parece ser que sí. O que las cosas, como muchos denuncian ahora, se han hecho torcidamente a partir de ese año 1978, engendrando una sociedad más rica, más “europea”, pero enteramente vacía (o más bien vaciada) de contenido y personalidad.

El asunto de Blas de Lezo, de hecho, fue puesto en el disparadero por un político colombiano, Pablo Victoria, y nada menos que en el año 2005. Desde entonces Blas de Lezo, como una especie de nuevo Bahamontes coronado de laurel en el París de 1959, se ha convertido en un tema de conversación recurrente de casi cualquiera. Incluso de gente que, probablemente, antes de esa revelación decía eso de que la Historia es un rollo o un cuento contado por los vencedores y demás manidos tópicos que sólo revelan escaso conocimiento de ésta (en la España actual) sufrida ciencia social.

Y, cómo no, pronto Blas de Lezo ha sido motivo de controversia entre españoles. Parece ser que hay quién cree que eso que llaman “ultraderecha” se ha apropiado de él. Ante eso al menos dos historiadoras, Mariela Beltrán y Carolina Aguado, han tratado de atemperar un poco tanto entusiasmo político -merced a un libro sobre don Blas de bibliografía algo incompleta- y, por lo que sé, la última de las dos, no hace mucho (el 11 de febrero de 2023) llegó a afirmar, finalmente, en la nave insignia de la “Anti Españita ultra” -es decir: “La Sexta”- que se ha puesto por las nubes al almirante y general guipuzcoano sin demasiado fundamento…

Y así podría seguir hasta llenar páginas y más páginas con ese zarandear a Blas de Lezo, que sólo demostraría, en mi humilde opinión de historiador, que en España, hoy mismo, en pleno siglo XXI, sigue habiendo un grave problema con el aprendizaje, docencia y divulgación de su Historia. Todo ello comprado y vendido a barato.

Estas diatribas en torno a Blas de Lezo sólo demuestran, en efecto, el verdadero derroche y desprecio que se está haciendo de recursos históricos trabajados por decenas de historiadores durante años. Algunos de ellos anglosajones. Como Christopher Storrs.

Con eso lo que se ha conseguido con el almirante guipuzcoano es, para empezar, cometer el peor error que se puede cometer a la hora de enfrentarse a la Historia y comprenderla como una persona culta. En el caso de Blas de Lezo esa ola de entusiasmo popular, lo que ha hecho, efectivamente, es sacarlo de su contexto histórico que es, créanme, palabra de historiador, lo único que en su caso -y en el de todos- permite entender lo que realmente hizo y su verdadero y justo valor y alcance histórico,

Ese contexto histórico de los hechos de Cartagena de Indias en 1741, es el de una guerra mundial (la de Sucesión austriaca) entre Gran Bretaña y sus aliados y el combinado de España y Francia, e, insisto, sólo así se puede comprender lo que realmente hizo Blas de Lezo, entre discusión y discusión con su superior militar, en aquella estratégica plaza fuerte americana. Cartagena de Indias fue, en definitiva, una de las grandes batallas de esa guerra y una estrepitosa derrota para una Gran Bretaña, que -eso no puede regateársele- aguantó con verdadera flema británica el casi constante vapuleo al que la sometieron, entre Francia y España, en los más diversos frentes del planeta de 1739 a 1748.

Partiendo de ese punto debería reflexionar esa España que ahora se parte la cara por la gran (¿o era insignificante?) hazaña de Cartagena de Indias, si la Segunda Guerra Mundial debería ser contada exclusivamente en base a lo que los generales Omar Bradley o Anthony McAuliffe hicieron en las Ardenas en 1944. Absurdo, ¿verdad? Pues eso mismo parece estar pasando con el virrey Eslava, Blas de Lezo y Cartagena de Indias.

Los incidentes en los que Gran Bretaña fue derrotada por España se sucedieron uno tras otro en los ocho años que duró la Guerra de Sucesión austriaca. ¿Alguien quiere hazañas asombrosas más allá de Cartagena de Indias? Pues las hay. Son bien fáciles de encontrar. Y sin moverse de la provincia natal de Blas de Lezo. Quienes tan necesitados estén de ellas pueden echar un vistazo, para empezar, a lo que la conspicua Wikipedia dice de otro militar guipuzcoano: Gabriel José de Zuloaga. Seguramente muchos de los admiradores de Blas de Lezo habrán incluso pasado ante su casa en la Calle Mayor de la hoy ciudad de Hondarribia. De hecho actualmente es la biblioteca de esa localidad.

Zuloaga, general de Brigada destinado en esa guerra del Asiento -o de Sucesión austriaca- a la actual Venezuela, rechazó en 1739 (dos años antes de Cartagena de Indias) un intento de desembarco británico en La Guaira. Defenderá ese puerto nuevamente en 1743 en la que será llamada Batalla de La Guaira y poco más de un mes después en otra batalla en suelo venezolano, en Puerto Cabello. Operaciones todas ellas en las que la Royal Navy y las tropas británicas que transporta, serán derrotadas nuevamente…

En definitiva debería constatarse, por ese sencillo método, en esta España que tanto devalúa su propia Historia, que, ya desde 1739, Gran Bretaña no hacía sino encadenar una derrota naval tras otra. Y no sólo en Cartagena de Indias en 1741.

Alguna de ellas tuvo además como escenario la bahía de la Concha, en el San Sebastián natal de Blas de Lezo, entre un 29 y un 30 de mayo de 1743, donde los servidores donostiarras de la Artillería de esa plaza, con escasísimo gasto de pólvora, volvieron a recordar quién estaba ganando esa guerra desde 1739. Algo sobre lo que, si quieren, podrán leer mañana mismo en la sección “Historias de Gipuzkoa” de este mismo periódico…

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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