Los últimos de España. Notas sobre el bicentenario de la liberación de Jaca (1814-2014) | El correo de la historia >

Blogs

Carlos Rilova

El correo de la historia

Los últimos de España. Notas sobre el bicentenario de la liberación de Jaca (1814-2014)

Por Carlos Rilova Jericó

Las imágenes que ilustran este artículo fueron tomadas este sábado. Son parte de los actos que se celebraron para conmemorar, por parte de las autoridades militares y civiles de Jaca -una de las ciudadelas mejor conservadas de Europa-, la evacuación por parte de la guarnición napoleónica de esa plaza en febrero de 1814. Es decir, justo ahora hace doscientos años como ya se habrán dado cuenta.

Y ahora se preguntarán, y con razón, “pero, ¿cómo?. ¿Aún quedaban en España tropas de ocupación napoleónica después de lo de Vitoria, San Sebastián…, en el verano de 1813, en plan los últimos de Filipinas?”.

Pues sí.

Es una parte de la Guerra de Independencia muy poco conocida. Salvo para especialistas. Como David Gates, que en su obra, publicada en español en 1987,  “La úlcera española”, dedicaba unas cuantas páginas a contarnos unas cuantas sabrosas historias acerca de porqué la Guerra de Independencia española, propiamente dicha, no terminaba en 1813 sino en 1814.

Así es, la sombra de grandes victorias como la de Vitoria en junio de 1813 y la de San Sebastián-San Marcial en agosto de ese mismo año, así como el comienzo de la invasión del territorio francés -al Norte y al Sur- en el otoño de ese año 1813, ha eclipsado el hecho fundamental que se rememoró este fin de semana por medio de un ciclo de conferencias, iniciado semanas antes, e impartido por historiadores especializados en este tema como Ramón Guirao Larrañaga.

Gates no cuenta en su libro gran cosa sobre la caída de la guarnición de Jaca. Se centra más bien en la situación general que se vive en todo el Nordeste de España, a lo largo de la franja pirenaica, de Aragón a Cataluña, hasta abril de 1814.

El panorama era allí, hace doscientos años, más o menos éste: todo el Este de la Península no ha sido liberado de la presencia de guarniciones napoleónicas. Esas fuerzas siguen controlando, obstinadamente, diversas plazas fuertes en territorio catalán y aragonés hasta abril-mayo de 1814.

Para desalojarlas se intentó todo. Lo primero y más principal, el uso del lenguaje de la fuerza armada que -eso ya se había comprobado desde 1805- era el único en el que, al fin y al cabo, se podía uno expresar con Napoleón I, emperador de los franceses.

Con ese fin, como nos cuenta Gates, el generalísimo mylord Wellington, mando supremo de todas las fuerzas aliadas que combaten desde el Sur de Europa al imperio napoleónico, ordenará bloquear esas plazas fuertes que, como Jaca hasta finales de febrero de 1814, siguen en posesión del mariscal Suchet y los oficiales bajo su mando directo.

Eso mientras él, Wellington, y el grueso de ese ejército aliado hispano-anglo-portugués, continúan la invasión del corazón del imperio de Bonaparte, después de haber franqueado en octubre de 1813 los pasos del Bidasoa.

De hecho, mientras Jaca capitula, Wellington va camino de enfrentarse, el 27 de febrero de 1814, en Orthez, a las formidables fuerzas con las que el mariscal Soult aún trata de contener la invasión de Francia.

Además de eso nos dice Gates se utilizaron también algunas artimañas. El autor de las mismas fue alguien que Gates identifica como un oficial antiguo afrancesado apellidado Van Halen que, en realidad, es Juan Van Halen. Alguien que, de haber sido británico o francés, conoceríamos de sobra y tendría su serie de novelas de éxito -como el, en realidad, ficticio fusilero Sharpe-, su serie -o series- de Televisión y habría aparecido en varias películas interpretado por varios galanes de moda a lo largo de varias décadas.

No es para menos, pues la vida de éste que Pío Baroja llamó en uno de sus escritos “El oficial aventurero” parece sacada de una novela. Hoy no me puedo extender mucho sobre lo que hizo este militar y marino español. Sólo diré que combatió junto con Daoíz y Velarde el 2 de mayo de 1808 y fue herido en un hombro. Posteriormente aceptaría como monarca a José I y combatiría en los ejércitos napoleónicos en batallas tan celebres, tan “napoleónicas”, como la de Essling, conociendo al mismísimo emperador Napoleón cuando acudió al bautizo del “Aguilucho” acompañando a José I en un séquito que pasó, y de qué manera, por todo el trayecto de Madrid a Irún en el año 1811.

Posteriormente entraría en el servicio español de nuevo, abandonando al apócrifo rey José, y en 1830 aún tendría tiempo de dirigir las tropas que en Bruselas se rebelan contra una de las consecuencias del Tratado de Viena de 1815. Es decir, la que unía, forzosamente, a la actual Bélgica al reino de Holanda.

Unos años antes, en 1814, Van Halen demostró su buen hacer militar engañando, como nos dice David Gates en “La úlcera española”, a los comandantes franceses que controlaban las plazas de Mequinenza, Lérida y Monzón. Al de Tortosa fue al único que no consiguió engañar con esas órdenes falsas que, en realidad, sólo se adelantaban unos pocos meses a la que Suchet se vería obligado a dar hacia abril de 1814 cuando, como Soult, se entera con cierto retraso de que Napoleón ha abdicado en París.

La situación que se vivió en Jaca, o en Monzón, o en el resto de plazas aún controladas por Suchet, era verdaderamente crítica. Probablemente muchos habrían deseado capitular. Como en Jaca. Sin embargo las órdenes de Napoleón no les permitían hacer tal cosa, debiendo resistir a ultranza, hasta que fuera materialmente imposible toda resistencia. El Supremo Amo ordenaba, en efecto, que la obligación de hombres como Suchet o como Soult, así como la de sus oficiales subordinados, era retener plazas que le permitieran a él recuperar el terreno perdido una vez que lograse derrotar a austriacos, rusos y prusianos en el Norte.

Una verdadera pesadilla que causó muchas víctimas, principalmente porque hubo quien aún creía en Napoleón o aún le temía lo bastante como para no decirle que todo estaba ya perdido, que era imposible resistir por más tiempo a una coalición general europea en contra de Francia y que retener plazas como Jaca, Tolouse, Monzón, Bayona, Lérida… no iba a servir de nada.

Sin embargo, el llamado “Tirano de Europa”, transido de su propia importancia, decidió seguir hasta el final, hasta que la ciudad de París es invadida.

Desde ese punto de vista la guarnición de Jaca fue afortunada por salir del problema en febrero de 1814 y más aún con una capitulación humana y honrosa de acuerdo a las leyes de buena guerra que la liberaban de caer prisionera y que Espoz y Mina -jefe de las fuerzas sitiadoras de esa plaza- aplicó de un modo que fue justamente elogiado en la conmemoración de este sábado, demostrando que una cosa son los grabados de Goya sobre los desastres de la guerra -de los que se ha usado y abusado demasiado para describir la de Independencia- y otra la vida real de militares españoles -de carrera o no- que -como Mina, como Van Halen y otros muchos olvidados o tontamente infravalorados, que viene a ser lo mismo o peor- hicieron carrera durante aquella, para Napoleón, maldita guerra de España.

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


febrero 2014
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
2425262728