Hace algún tiempo escribí en este blog sobre la menor participación de los salarios en la renta nacional (pincha aquí y aquí) y sobre el aumento de la desigualdad (pincha aquí y aquí). Recientemente he publicado un trabajo sobre la relación entre ambas variables para el período 1990-2015 en países desarrollados y en países en vías de desarrollo (pincha aquí para el trabajo, es de acceso abierto) en la revista Applied Economic Analysis (antigua Revista de Economía Aplicada), cuyos resultados principales trataré en este post.
La participación de los salarios en la renta nacional estaba ligeramente por encima del 55% en 1990, pero se situó cerca del 50% en 2015. Durante el mismo período el índice de Gini, que es una de las variables que mide el grado de desigualdad (0 = igualdad total; 100 = desigualdad total), aumentó en muchos países: en Estados Unidos de 42,8 en 1990 a 47,9 en 2015 y en China de 32,7 en 1990 a 46,2 en 2015. La Tabla 1 muestra la media de la participación de los salarios en la renta nacional y el índice de Gini durante este período, cada 5 años, de los 62 países de la muestra. La tendencia decreciente de la participación de los salarios en la renta nacional y la tendencia creciente para el índice de Gini es evidente.
Tabla 1. Participación de los salarios y el índice de Gini, 1990-2015.
Partiendo de este hecho, estimo la relación entre ambas variables para una muestra de 62 países avanzados y en desarrollo durante el período 1990-2015. En primer lugar, encuentro que una menor participación de los salarios en la renta nacional está asociada con un índice de Gini mayor. Más concretamente, un descenso de un 1 punto porcentual en la participación de los salarios sobre la renta nacional aumenta el índice de Gini entre 0,26%-0,36%, aproximadamente, lo que implica que, para un índice de Gini de 38, estaría asociado con un aumento de 0,10-0,14 puntos porcentuales en dicho índice de Gini. Así, un descenso de 6 puntos porcentuales en la participación de los salarios en la renta nacional, como el que ha ocurrido en todo el período, supondría un aumento en el índice de Gini de 1 punto porcentual, aproximadamente.
Indagando un poco más en lo que subyace en este resultado, estimo la relación entre la participación de los salarios en la renta nacional y la fracción de renta que reciben los diferentes 5 quintiles de renta, yendo desde el 20% de la población más pobre hasta el 20% de la población más rica pasando por los quintiles intermedios. Encuentro que una disminución de 1 punto porcentual en la participación de los salarios sobre la renta nacional está asociada a un descenso de entre 0,015-0,032 puntos porcentuales en la participación de la renta del primer quintil (los más pobres), a un descenso entre 0,012-0,024 puntos porcentuales en la participación de la renta del segundo quintil (los siguientes más pobres) y a un aumento entre 0,047-0,077 puntos porcentuales en la participación de la renta del quinto quintil (los más ricos). En España el primer quintil se lleva aproximadamente el 6% de la renta total, el segundo quintil 12,3%, el tercero 17,3%, el cuarto 23,8% y el quinto 40,6%. Así, un descenso de 6 puntos porcentuales en la participación de los salarios en la renta nacional estaría asociado a un descenso en la participación de la renta de 0,20 puntos porcentuales para el primer quintil de la población y de 0,15 puntos porcentuales para el segundo quintil de la población y un aumento de 0,50 puntos porcentuales para el quinto quintil de la población.
El hecho de que las personas con menos ingresos sufran más con el descenso de la participación de los salarios en la renta nacional tiene probablemente mucho que ver con las diferencias en habilidades (skills), tal como señaló el Fondo Monetario Internacional recientemente. Sirva como dato que, de acuerdo con Eurostat, entre la población de 18-64 años, las personas con alta cualificación (los que tienen educación terciaria o más) contaban con una renta mediana equivalente disponible de 22.927€ en 2018 (en paridad de poder adquisitivo, ajustado por los precios de cada país), los de cualificación media (estudios secundarios altos, más que estudios secundarios altos pero sin educación terciaria) alrededor de 18.000€ y los de baja cualificación (educación primaria o secundaria baja) 13.392€.
Así, pues, démosle a la educación la importancia que requiere. La transformación digital que está teniendo lugar, y que la pandemia ha acelerado, hace que la educación sea aún más importante.
Nos va el presente y el futuro en ello …