Hace pocos días “saltaron” algunos titulares impactantes sobre las diferencias que existen en los salarios en Gipuzkoa. En este post voy a dar algunos datos más sobre el informe (pincha aquí). Los datos provienen de las declaraciones del modelo 190 sobre “Retenciones e ingresos a cuenta sobre rendimientos de trabajo, actividades económicas y premios (resumen anual”, que toda institución (privada o pública) está obligada a presentar a la Diputación Foral de Gipuzkoa (DFG). Los/las empleados/as domésticos/as no están contemplados por no presentar el modelo 190. Son “rentas del trabajo percibidas por los habitantes de Gipuzkoa como de las generadas por las entidades guipuzcoanas”, esto es, se distingue por personas “domiciliadas en el Territorio Histórico de Gipuzkoa, aunque la entidad pagadora se encuentre ubicada en otro territorio” y por “los salarios abonados por las entidades pagadoras que tienen su centro de trabajo en Gipuzkoa, aunque las personas perceptoras estén domiciliadas en otro territorio”. Es importante tener en cuenta que en los datos se mezclan de los/las que “trabajan todo el año con los datos de quienes tienen contratos temporales, los que trabajan a jornada completa y los de jornada parcial …”.
La Tabla 1 ofrece los salarios medios y medianos brutos anuales en Gipuzkoa en 2020 (para comparar con el INE) y 2021 (por ser el último dato) en las primeras dos columnas. Después se muestran las cifras para La Comunidad Autónoma de Euskadi (CAE) y finalmente España. Llama la atención la diferencia entre los salarios de Gipuzkoa (por debajo de los de la CAEi) y los de la CAE (más de 15% por encima de los de Gipuzkoa), teniendo en cuenta que Araba y Gipuzkoa tienen una renta per cápita por encima de la media de la CAE mientras Bizkaia está por debajo. A su vez, la CAE tiene unos salarios alrededor de un 20% por encima de los de España. Esta discrepancia puede deberse a que los datos de la DFG recogen “toda” la población guipuzcoana, mientras la Encuesta de Estructura Salarial (realizada por el INE) corresponde a una muestra de la población. Por otro lado, el PIB guipuzcoano en 2021 fue de 26.082.980 miles de euros, de los cuales aproximadamente la mitad (12-13 miles de millones de euros) corresponderían a la “remuneración bruta de asalariados” (el peso de los salarios en la renta nacional), mientras el volumen total de salarios capturado por la DFG fue de 8.732.741.696€. ¿A qué se debe la diferencia? A las cotizaciones sociales a cargo del empleador en su mayor parte, que supone añadir más de un 30% al salario bruto que recoge la DFG.
Es interesante ver la distribución de los salarios por decila. La decila 1 (D1) corresponde a la renta que recibe el 10% de los perceptores que tienen los salarios más bajos mientras la decila 10 (D10) corresponde a la renta que recibe el 10% de los perceptores que tienen los salarios más altos; y así para el resto de las decilas también. El Gráfico 1 captura la curva de Lorenz, que recoge la relación entre el porcentaje acumulado de grupos/personas y la renta acumulada de dichos grupos/personas. Así, por ejemplo, como se puede observar en el gráfico, la decila 1 (la de renta más bajas) recibe el 0,6% de la renta total, las decilas 1 y 2 conjuntamente reciben el 3.1% de la renta total, …, y las decilas 1 a 9 conjuntamente reciben el 74,2% de la renta total. Esto último equivale a decir que la decila 10 (la de personas con mayor renta) recibe en 25,8% de la renta total. En el gráfico se puede observar también que el 50% más pobre (decilas 1 a 5) recibe el 22,6% de la renta. Esta distribución ha variado poco en los últimos 10 años. Corresponde a un índice de Gini de 38,6, que es una cifra elevada (0 significa igual total y 100 desigualdad total). No obstante, es muy importante señalar que este Gini es bruto (de “mercado” e individual), basado sólo en salarios recibidos sin tener en cuenta el impacto redistributivo del sector público a través de impuestos y transferencias (prestaciones por desempleo, pensiones, …), del que se puede obtener el Gini neto una vez realizados estos ajustes, esto es, descontando impuestos (IRPF, …) y añadiendo transferencias (pensiones, desempleo, …). En la CAE el Gini neto (por hogares) fue 28,2 en 2020 y, como señale en un post anterior, el Gini bruto se sitúa en torno a 30. (basado en la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales o EPDS). La gran diferencia entre ambas cifras brutas puede deberse a múltiples factores, pero probablemente uno importante sea el de las unidades empleadas: Ginis individuales (DFG, por ejemplo) tienden a ser mayores que los de hogares (Gobierno Vasco, por ejemplo).
Gráfico 1. La curva de Lorenz para Gipuzkoa, 2021.
Fuente: Elaboración propia, a partir de DFG.
Además de lo anterior se han obtenido otros resultados interesantes, de los cuales sugiero esta muestra:
Es importante tener en cuenta, como decía arriba, que la mayor parte de los resultados que se han dado corresponden a datos brutos, esto es, sin descontar impuestos (IRPF, …). A partir de ahí se deben tener en cuenta, también, las transferencias recibidas por las familias (pensiones, desempleo, …). Todo ello reduce la desigualdad, que es una de las funciones económicas del sector público.
Como dijo Oliver Wendell Holmes, juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos, “los impuestos son el precio que pagamos por la civilización. En la selva no existen”.