Si el Gobierno decretara laborables todos los sábados y domingos para los trabajadores de más de cincuenta años se montaría una revuelta social. Por eso, mantiene en agenda su versión paulatina e indolora: el retraso de la jubilación de los 65 a los 67 años.

Por ahora, no termina de encontrar apoyos ya que el PP es más partidario de retrasar el retraso de la jubilación hasta que se haya consumado su victoria electoral, algo que Rajoy puede dilatar en el tiempo hasta más allá de la aparición de los ‘brotes verdes’.

La medida no se apoya en razonamientos, sino que los combate. Así, justificar la jubilación a los 67 años en razón del aumento de la esperanza de vida supone su propia negación, dado que el trabajo siempre mata, aunque a veces lo haga lentamente.

Dos años más de vida laboral se traducirán, no en dos años menos de jubilación, sino en al menos uno menos de vida. Alguien estará calculando en estos momentos cuánto ahorro supondra esta variable demográfica en materia de pensiones. Bien mirado, el sistema siempre funciona, mejor cuanto más parece que falla. Quizáshabría que ir pensando en la posibilidad de que la empresa negocie
el convenio colectivo con el desfibrilador, legítimo representante de
todos los trabajadores.

En cualquier caso, los mercados han hablado y sólo queda asentir y cumplir sus designios. La crisis no ha dinamitado la burbuja inmobiliaria, sino la laboral. El trabajo pierde valor a ojos vista, de forma que siempre hará falta más a cambio demenos. Devaluación, dicen que se llama.

Tampoco hay por qué engañarse: el trabajador es una molestia atávica que entorpece el empredizaje porque siempre habrá otro en condiciones de realizar la misma tarea a cambio de menos, en una espiral que tiende al infinito. Aplíquese esta lógica implacable a las plantillas en el ámbito de la empresas y a nuestro servicio doméstico, en el del hogar.

Por mi parte, acojo la noticia con alborozo porque siempre he mantenido viva la llama de cubrir profesionalmente la inauguración de nuestras mejores infraestructuras culturales. Ahora, mis posibilidades de ver cumplido mi sueño aumentan.

En cuanto al blog, la intención es mantenerlo activo más allá de los 67 años, aunque si el lector detecta que empiezo a poner enlaces y vídeos, le rogaría que avisara a Urgencias, no vaya a ser que haya perdido la cabeza y me esté volviendo cuerdo de remate.