Ofender a España está prohibido, pero ensalzarla resulta imposible. De hecho, ofenderla también está imposible; en materia de vejaciones, el límite se sitúa en describirla tal cual es, con la máxima precisión. La única opción sería dejarla vegetar en el sofá, pero tiene el sueño inquieto y, de vez en cuando, en su duermevela, suelta […]