Por un lado, el Gobierno de Rajoy ha obtenido del conjunto de la llamada izquierda abertzale y a base de no hacer absolutamente nada más concesiones de las que jamás lograron cuantos gobiernos establecieron negociaciones, diálogos o contactos con ETA a lo largo de las décadas. Por otro, la izquierda abertzale ha logrado mediante el recurso a los tribunales de la llamada ‘Europa de los mercaderes’lo que en materia penitenciaria no ha conseguido a través de atentados, manifestaciones, kale borroka, huelgas de hambre, ayunos navideños y cualquier otra actividad englobada bajo el genérico “la lucha es el único camino”, aunque por lo visto, no lo era. Así las cosas, es lógico que el uno y la otra profundicen en sus respectivas estrategias actuales. En un caso, la inacción -un arte marcial en la persona del maestro Rajoy-; En otro, la aceptación de la legalidad y sus procedimientos.
Si en algún terreno se siente cómodo Rajoy, un hombre acosado ahora mismo por varios frentes, es en la práctica del Don Tancredo -una suerte que ejecuta a la perfección-, más aún, cuando le está reportando magníficos resultados. Ningún presidente de Gobierno tuvo la suerte de cumplir dos años en el cargo sin asistir a un solo funeral; ninguno dio menos pasos -ninguno en este caso- para disfrutar de semejante ‘prebenda’. ¿Haría usted algo para alcanzar unos objetivos que se le ofrecen a cambio tan sólo de permanecer quieto? Antes de responder, considere el hecho de que cualquier gesto supondría meterse en un nuevo jardín del que ni siquiera tiene garantía alguna de salir con algo que no vaya a lograr mediante una actitud estrictamente contemplativa. Quienes apremian al Gobierno a hacer gestos deberían recordar que hace apenas un par de meses admitían el ‘marrón’ que para el Ejecutivo suponía la derogación de la doctrina Parot. Ahí tienen la respuesta a cualquier duda que puedan tener sobre hipotéticos movimientos futuros. Los presos hicieron el sábado lo que tenían que hacer. El valor del gesto se redoblaría si asumieran que probablemente haya sido a cambio de nada. No digamos en tanto no desaparezca ETA. Es lo malo de meter goles, por magníficos que sean, con el partido ya finalizado.