“Era Navidad, las condiciones objetivas estaban maduras, se habían dado numerosos pasos en el sentido correcto y mediadores surafricanos de todas las partes del mundo anunciaban un comunicado inminente. Sin embargo, éste nunca llegó.
Tiempo después, la filtración de lo que para algunos eran unos cables y para otros, unos simples hilos, permitió reconstruir la sucesión de acontecimientos y contrariedades que dieron al traste con tantas expectativas y que dejaron como único legado en un par de generaciones de niños vascos el convencimiento de que todo es un engaño y de que, en realidad, ‘ETA son los padres’.
Dado que el destinatario del comunicado era ‘The New York Times’ -otro medio escrito con una cuenta de resultados calamitosa al cierre de 2010-, la Organización decidió en este caso prescindir del habitual vídeo para cuya grabación, por otra parte, tampoco había capuchas disponibles en ese momento, y se optó por un regreso a las raíces fundacionales: el documento escrito.
El caso es que el comunicado llegó a estar redactado en Word -como lo demuestra el hecho de que estuviera trufado de ‘donositas’-, pero un error de sistema impidió su envío. Evacuadas discretamente las pertinentes consultas con el aparato informático -en su mayor parte, encriptado en prisión-, y tras comprobar que el ‘apaga y enciende’ no solucionaba el problema, se pasó al plan B: el envío por fax del histórico documento. Sin embargo, el descubrimiento de que el aparato logístico había olvidado cambiar el tóner antes de su ‘caída’ frustró la audaz estratagema.
Mientras tanto, al otro lado de la muga, el Gobierno apremiaba. “O bombas o bótox”, era el mensaje repetido una y otra vez, con una dicción más que discutible, por parte del ministro del ramo, que animaba a los ‘ilegalizados’ a seguir los ejemplos de Carmen Lomana y Aralar, si pretendían estar, bien en los comicios municipales, bien en ‘Mira quien baila’ .
En esa tesitura confusa de murmullos y habladurías en baja voz, en la que cada rumor solapaba el anterior, la izquierda abertzale ilegalizada decidió que no había margen para más demora y optó por pasar de las palabras a los hechos.
Por eso, agotada la paciencia y traspasado el umbral de la ansiedad, los dirigentes de la formación ilegalizada, acompañados de trescientas personalidades de todos los ámbitos de la sociedad vasca, dieron una rueda de prensa en un conocido hotel donostiarra y a continuación, se dirigieron con paso firme y como un sólo hombre hasta un piso franco de las inmediaciones, en donce procedieron a la desarticulación de un comando.
Con tan mala fortuna, que a la salida se encontraron con un operativo policial que procedió a la detención de todos ellos, incautándoseles abundante armamento, material para la fabricación de explosivos y varias entradas falsificadas para ver a Lady Gaga.
Al día siguiente, los titulares de la prensa fueron tan unánimes como concluyentes: ‘La izquierda abertzale aprovechó la tregua de ETA para rearmarse a su costa’. Las esperanzas se desinflaron, los mediadores surafricanos regresaron a Suecia y a los pocos días, la agenda del Gobierno ya había cambiado.
La actualidad venía marcada por la lucha del estado de derecho contra la banda de los controladores aéreos, cuyo presunto ‘número uno’ era buscado intensamente por la Policía en una operación que se inició con el ‘peinado’ de todas las peluquerías de Madrid y concluyó, sin éxito, con el registro de varios solariums de la capital.
Y ésta es, a grandes rasgos, la historia de cómo se frustraron tantas esperanzas acumuladas. En las siguientes elecciones, la Organización concurrió a los comicios como una formación ya legalizada tras acatar en sus estatutos la ley de partidos, mientras que desde la clandestinidad, la izquierda abertzale anunciaba nuevos pasos en firme en lo que supondría una apuesta sin vuelta atrás por los cauces exclusivamente democráticos. Si hubo respuesta por parte de alguien, lo cierto es que nada trascendió sobre su contenido”.