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Asier Manrique

El fotograma

'Confessions', inquietante, oscura, bella y cruel

CONFESSIONS

Título original: Kokushaku (Confessions)

Año: 2010

Duración: 106 minutos

País: Japón

Director: Tetsuya Nakashima

Guion: Tetsuya Nakashima

Música: Toyohiko Kanebashi

Fotografía: Shoichi Ato, Atsushi Ozawa

Reparto: Takako Matsu, Masaki Okada, Yoshino Kimura, Yukito Nishii, Kaoru Fujiwara,Makiya Yamaguchi, Soichiro Suzuki, Kinuwo Yamada y Ai Hashimoto

Productora: Toho Company

Género: Thriller / Drama

En un instituto, el último día de clase, una profesora se despide de sus alumnos y, además de anunciarles que deja la escuela, les confiesa que su hija de cuatro años que, aparentemente, murió ahogada en la piscina de la escuela, fue en realidad asesinada por dos estudiantes de esa misma clase. También les hace saber que ya ha puesto en marcha su venganza contra ellos. (FilmAffinity)

Segunda cinta del continente asiático en este blog después de la israelí ‘Alata’. ‘Confessions’ es una película rara, diferente, sobrecogedora, inquietante, oscura, cruel, atractiva, adictiva, bella, compleja… Es complicado definir en una sola palabra la cinta de Nakashima, una película que se aventura a criticar el tratamiento frío, descorazonado y deshumanizado de las personas en una sociedad que ha perdido los valores, el afecto y el tiempo para dar y demostrar cariño.

‘Confessions’ es una película que impacta desde el primer momento. El punto de partida en un aula llena de adolescentes hablando por el teléfono móvil, gritando, lanzándose objetos entre ellos, mientras una fría profesora camina entre las mesas hablando sin levantar el tono sobre el asesinato por parte de dos alumnos de su clase de su hija de cuatro años. La profesora, interpretada por Takato Matsu, no muestra en ningún momento ninguna variación en su rostro, pétrea, con el semblante sereno hablando de cómo perdió a su hija y dando pequeñas pinceladas del plan que ha puesto en marcha para vengarse de los dos alumnos culpables del suceso.

Poco a poco la película va moviéndose por las distintas confesiones, serán los propios personajes los que hagan de narradores de los hechos y vayan construyendo poco a poco la historia. La cinta explora de esta manera también cómo reacciona el ser humano ante las atrocidades narradas, está el alumno que sigue yendo a clase sin importar que es señalado por los demás compañeros, el alumno que se encierra en casa y se vuelve un obseso de la limpieza, la madre acomplejada e impotente que no sabe qué hacer con su hijo, la alumna callada y con un oscuro pasado, el nuevo entusiasta y torpe profesor o la madre que decide dejar a su familia atrás para seguir con su brillante carrera profesional.

Todo esto se cuenta dentro de una atmósfera más propia de un videojuego o un videoclip musical, con constantes efectos ralentizados, escenarios poco reales y sin rastro de calidez humana en ningún punto de la trama. Nakashima nos convierte en espectadores pasivos de un desfile de violencia, crueldad e injusticia sin que lleguemos a pestañear, nos convierte en un personaje más de la cinta, esos personajes que asisten a la función pero que no hacen nada para solucionar los enormes problemas que vemos. Como espectadores no sentimos ni pizca de lástima, rabia o admiración hacia ningún personaje, tal y como se proponía hacer el cineasta.

El director critica la deriva de la sociedad nipona hacia actitudes más propias de robots que de seres humanos. Así mismo pone la lupa sobre la injusta legislación del país del sol naciente, extensible al resto de sociedades occidentales, como la nuestra, donde un menor de 14 años no es en ningún caso responsable de sus actos, aunque estos sean tan crueles como el asesinato, el envenenamiento, etc. ‘Confessions’ hace suya esa impunidad y pone de relieve que los monstruos de la sociedad siguen campando a sus anchas valiéndose de leyes injustas, dejando a las víctimas de sus actos desamparadas.

Con una fotografía espectacular, cautivadora, nos adentramos en una película que tiene un inicio para quitar la respiración y un desarrollo pausado, pero no por ello carente de intensidad. Una cinta complicada de olvidar. Fue preseleccionada para representar a Japón en la categoría de Mejor película extranjera en los Óscars, pero no llegó a ser nominada finalmente.

Lo mejor: fotografía, guion y la frialdad de cada fotograma del filme.

Lo peor: la primera media hora es superior en el tono y el ritmo al resto de la cinta.

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