MASTER AND COMMANDER: AL OTRO LADO DEL MUNDO
Título original: Master and Commander: The Far Side of the World
Año: 2003
Duración: 137 minutos
País: Estados Unidos
Dirección: Peter Weir
Guion: Peter Weir y John Collee (Novelas: Patrick O’Brian)
Música: Christopher Gordon, Iva Davies y Richard Tognetti
Fotografía: Russell Boyd
Reparto: Russell Crowe, Paul Bettany, James D’Arcy, Max Pirkis, Lee Ingleby, Robert Pugh,David Threlfall, Edward Woodall, Ian Mercer, Billy Boyd, Joseph Morgan,Richard McCabe, Chris Larkin, George Innes, Mark Lewis Jones, Bryan Dick,Alex Palmer, John DeSantis, Patrick Gallagher, Ousmane Thiam y Thierry Segall
Productora: 20th Century Fox / Miramax / Universal Pictures
Género: Aventuras / Acción
Guerras napoleónicas, año 1805. Bonaparte domina Europa. Inglaterra consigue resistir porque es la primera potencia naval del mundo. Precisamente por eso los mares se convierten en un crucial y estratégico campo de batalla. En el Atlántico, el Surprise, un navío inglés capitaneado por Jack Aubrey, es atacado por sorpresa por un buque de guerra francés. A pesar de los graves daños sufridos por la nave, Aubrey decide navegar a través de dos mares para interceptar y capturar al enemigo. Se trata de una misión que puede determinar el destino de toda una nación. (FilmAffinity)
El cine “marino” nunca ha sido mi fuerte, pero debo decir que disfruto de las ‘Piratas del Caribe‘ y, sobre todo, de este ‘Master and Commander: Al otro lado del mundo’. Esta película de 2003, pasada desapercibida para gran parte del público, es una obra de arte que brilla en todos sus aspectos, desde una ambientación espectacular hasta una banda sonora exquisita.
‘Master and Commander’ es una aventura que te atrapa, y lo hace sin tratar al espectador por idiota. Hay un lenguaje técnico de marino que el común de los espectadores no controla. Aquí no se renuncia a los tecnicismos para facilitar la comprensión de muchas de las cosas que están sucediendo. La película exige al espectador, pero lo recompensa con una historia apasionante que consigue cautivar durante más de dos horas.
Pocas veces, por no decir nunca, el mar se ha retratado mejor en la gran pantalla. Desde las escenas de acción, un auténtico torbellino atronador, a las escenas interiores en el barco, toda una delicia por su cuidada escenografía. Y todo esto es mucho más disfrutable porque se nota el grandísimo trabajo de documentación que tiene esta película por detrás. No solo los libros en los que se basa, se nota que el trabajo hecho por los cineastas ha sido concienzudo.
El barco no es bonito para ser cinematográfico, es un barco. Cruje, se rompe, se ensucia, se tiene que reparar… como un barco de verdad de la época. Los combates no son artísticos, son combates, y no siempre van con el viento a favor porque aquí los errores se pagan. A las primeras de cambio a un marinero le cortan un brazo, pierden a medio batallón y el barco se destroza, porque aquí las normas del cine americano no funcionan igual.
Pero lo mejor del retrato del barco es cómo no se obvian las relaciones de los marineros desde la autenticidad. Las supersticiones, el fanatismo, los motines, la religión… todos los aspectos se han buscado con precisión. Los militares son fanáticos, admiran a su superior con pasión. Los que están en lo más bajo, probablemente obligados a servir en el barco, guardan una actitud distante de puertas para dentro. Y es el médico (Paul Bettany), el hombre de ciencia, el que pone en cuestión los rangos militares, las decisiones y las actitudes de su amigo (Russell Crowe) por no entenderlas o verlas razonadas del todo.
El aspecto técnico es espectacular, y brilla igualmente. Desde una fotografía cuidadísima hasta un sonido que, casi se puede decir, que es lo mejor de la película. Suena el mar, suena el barco, suena la música y suena el cruce de cañonazos. Es un auténtico regalo ver esta película, una experiencia sensorial que va más allá de los ojos, se disfruta al 100%.
Pero también cabe mencionar que ‘Master and Commander’ es una película extraña dentro de este siglo. En ese mismo año vimos la última parte de ‘El Señor de los Anillos’ que hizo concesiones sobre su material original para dotar a las personajes femeninas de más peso que el que Tolkien les dio. Aquí no hay un solo personaje femenino con frase, y no hubiesen tenido lugar si nos ajustamos a la realidad. No es una película machista por ello, es una película que busca la veracidad. No había mujeres en los navíos de la época, y dentro de esta historia no hay lugar para una sola mujer. Solo aparecen 3 o 4 mujeres cuando desde un poblado brasileño próximo a la costa se acercan al barco a dotarlos de suministros, única concesión y el momento dura apenas 1 minuto. Sería complicado encontrar hoy en día una película que decida narrar una época como esta con todas sus cosas buenas y malas, teniendo que relegar a quien tenga que relegar aun a riesgo de resultar políticamente incorrecta.
No exagera nada, y voy a poner un ejemplo concreto. El oficial Blakeney (Max Pirkis) resulta herido de gravedad en el brazo nada más empezar la película. El médico no puede curarle la herida y tienen que cortarle el brazo. En una película típica, la escena se llenaría de gritos y música dramática. Aquí la escena se vacía de todo sonido y nos dejan su cara, los ligeros sonidos de los cuchillos y serruchos que utiliza el doctor. Y un simple grito ahogado de Pirkis consigue en medio segundo transmitir más dolor y angustia que toda la parafernalia típica de Hollywood.
Si no has podido ver ‘Master and Commander’ hazte con una versión en DVD o BluRay y disfrútala. Debe verse en la máxima calidad posible. Pon el volumen a tope y déjate sorprender con un espectáculo sonoro superior. Pocas películas verás con un tratamiento ambiental, una recreación histórica, una música, una fotografía, un guion y un ritmo mejor llevados. Una película, que como los buenos vinos, mejora con el paso de los años. Si hay que definir obra maestra de alguna manera una sería como ‘Master and Commander: Al otro lado del mundo’.
Lo mejor: El sonido, la ambientación, las interpretaciones, la precisión histórica… la escena final, qué forma tan maravillosa de terminar una película.
Lo peor: Nada.