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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

Cuando la tristeza sale a tu encuentro

 

Hay momentos en que uno se siente especialmente triste. Cuando empiezas a darte cuenta de que el sentimiento tiene pinta de durar más de lo que desearías, enseguida, empieza a funcionar la cabeza intentando convencerte con argumentos de todos los motivos que tienes para estar contenta, -que si tienes hijos que te quieren, pareja que sigue contigo y amigos con los que contar-, en un intento fallido de mandar la tristeza a tomar viento fresco. Pero nada, te dices, hoy toca día de biorritmo bajo.

Porque los razonamientos no consiguen sacarte de tu tristeza ni mucho menos infundirte ese optimismo que desearías siempre tener. En realidad, te das cuenta, es mi misma cabeza quien me ha metido en este lío, quien con su negatividad me ha dejado agotada y hecha polvo. Empiezas pensando sobre algo que te ha hecho tu amiga del alma y acabas enredada en la primera papilla que recuerdas te obligaron a tomar.

¿Cómo vas a pretender cambiar tu estado de ánimo con discursos mentales? ¿Cómo si tu cabeza, con su rumia mental, es el invitado incómodo de tu casa, vas a pedirle además que haga de psicólogo contigo y te devuelva tu bienestar? Mejor manda al invitado molesto a descansar, que se quede a solas sin hablar un rato, en silencio, que seguro que tu cuerpo te lo agradecerá.

La tristeza que sientes no queda otro remedio que sentirla, atravesarla como quien atraviesa un túnel oscuro, pero con la confianza de que, más tarde o más temprano, verás la luz. Y sentirla no es pensar sobre ella ni analizarla para buscar el por qué está ahí, sino dejarle un sitio a tu lado, acogerla, sin pretender que se vaya, sin luchar contra ella. Esa es tu actitud.

Sigue haciendo lo de cada día aunque no te sientas “para echar flores” ni para sonreír y estar contenta; no importa. Cuanto más estés en el presente, permitiéndote estar como estés, sin forzarte a dar una imagen que no sientes, más se irá diluyendo tu tristeza y más te darás cuenta de lo que te la provocaba

La tristeza no es tu enemiga. No ha aparecido por la mañana para fastidiarte el día ni para hacerte sentir mal contigo misma. Está ahí porque es lo que te ha salido en este momento; por alguna razón, es lo que necesitas vivir y dejar sentir en el día de hoy. Es un sentimiento que te “llama a la puerta” para que le hagas caso. Si lo acoges, revelará lo que te quiere decir, no antes.

Porque detrás de cada sentimiento incómodo o doloroso hay una energía positiva que busca expresarse, salir a la luz…de tu conciencia. Es como un río subterráneo que siempre busca su salida al mar. Deja que fluya a través de ti.

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluze

belencasado@terra.es

 

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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