Como os anunciaba hace unos días, el adiestrador canino Ángel Rodríguez (*) se ha unido al equipo de colaboradores de este blog y escribirá aquí los viernes cada dos semanas sobre diferentes temas del mundo de los perros de utilidad: perros detectores, de rescate, etc. (Pinchando aquí podéis leer el post en el que os presentaba a Ángel).
En este primer artículo, Ángel comienza a explicarnos cómo se forman los perros de detección y rescate.
“Hola amig@s del blog “Uno más en la familia”, empezamos con el primero de una serie de artículos enfocados a explicar y aclarar conceptos sobre los perros de utilidad (seguridad, rescate, detectores, etc.). Un mundo extenso que abarca desde lo más popular (buscar drogas, por ejemplo) a facetas menos conocidas como avisar de que en breve tendrás un ataque de epilepsia, detectar cáncer, venenos… no hay límites para nuestros amigos caninos.
La primera pregunta que me hacen suele ser: ¿das drogas a tu perro para que se haga adicto y así luego las busque? Pues, sinceramente, un perro cocainómano o adicto a la heroína no tendría mucho éxito a la hora de trabajar.
Y, en el supuesto que funcionara, ¿cómo adiestro para explosivos, buscar personas, etc.?
La base de estas actividades es el juego y un fuerte instinto de caza, presa, etc. que haga que el perro esté interesado, casi obsesivamente, en ser reforzado con una pelota o un rodillo mordedor.
Por supuesto no puede tener fobias, miedos, agresividad, etc. No es fácil encontrar ejemplares con base suficiente para trabajar con garantías.
Las razas que por sus características se suelen adiestrar para estos fines son: pastor belga malinois, pastor alemán, labrador… y, en pequeño tamaño, cocker, etc.
¿Sirve un mestizo?: Claro que sí, únicamente ha de superar los mismos test de selección.
Al empezar su formación debemos decidir, en función de su trabajo, cómo queremos que nos avise de que ha encontrado su objetivo. Hay dos maneras:
A) Activa: ladrar (rescate), rascar (drogas, aludes).
B) Pasiva: sentarse, tumbarse. Para explosivos, básicamente, aunque también hay perros de drogas pasivos para tareas especiales.
Luego. ¿Cómo queremos que busque? ¿Con iniciativa total, cubriendo grandes distancias (para búsquedas de montañeros perdidos en zonas extensas)? ¿En un entorno más reducido, como una casa derruida? ¿Punto a punto con correa, por ejemplo registrando un vehículo o una vivienda? O, la más complicada, ¿dirigiéndolo a distancia hasta la zona de búsqueda (como en el caso de un vehículo determinado estacionado en un parking y al que no nos podemos acercar nosotros)?
Está claro entonces que desde que seleccionamos el perro tenemos que diseñar un programa de entrenamiento a medida que lo vaya acercando al fin buscado.
1º paso: si el premio es el refuerzo (pelota o rodillo) hemos de elegir quién se lo va a entregar. En el caso de rescate de personas se suele elegir a ésta (en lo entrenamientos un miembro del equipo simula ser la víctima) para que una vez localizada el perro de una manera proactiva, ladrando, lo active y aparezca el refuerzo. En otros casos el refuerzo vendrá del guía (por ejemplo explosivos).
2º paso: asociación olor-juego
3º paso olor-localización-marcaje-refuerzo. Para ello hay varias técnicas, aparatos, máquinas, etc. Pero todas parten de la misma base: se presentan varias opciones iguales, por ejemplo cajas, y solo en una está el olor a buscar. Cuando la individualiza, se refuerza.
Poco a poco se complica “el juego”, y en el caso de rescate de personas, el figurante pasa de estar de pie a tumbado, a enterrado en una fosa, así hasta que el perro debe esforzarse para encontrarlo y jugar.
Una consideración a tener en cuenta: a los perros les encanta jugar a buscar, ser reforzados…y yo lo practico con todos los míos y los de mis amigos. ¡No hace falta ser un profesional!
Introduce juegos de nariz sencillos al principio con tu perro y descubrirás una manera nueva de disfrutar.”
(*) Ángel Rodríguez Larrarte es adiestrador canino y fundador del club de educación canina Ikastxakur.