Se habla continuamente de nuevos vinos. todos queremos encontrar la última novedad que no ha probado nadie y que es “el mejor vino que se hace en este país”, no sabes de vinos si no has probado lo último de lo último. Y nos vamos olvidando de los que, en su día, abrieron el camino a un nuevo mundo del vino. Aquellos de principios de los 90 se han convertido en viejos amigos a los que ya se no se les hace mucho caso. Pero como los amigos verdaderos siempre están ahí cuando se les necesita.
Barón de Chirel 2001, comprado en bodega (Marqués de Riscal) y directamente al armario en casa. Abierto tres días después, decantado. Es un vinazo. Sigue siendo de los grandes, perfecto para los que disfrutan de la madera del Rioja clásico (muy intenso al principio), y capaz de satisfacer a los que les gusta la fruta moderna.
Lo dicho, un vinazo para no olvidarse de él.